Cualquiera que haya visto Juego de Tronos sabrá que los novenos episodios de cada temporada suelen ser el mayor espectáculo del año. Por esta razón, el capítulo 9 de La casa del dragón podía haberse convertido en el mejor de la serie hasta la fecha, y si bien es bueno, solo su traca final es equiparable a lo conseguido en el pasado. Que no se me malinterprete, porque este capítulo es brutal, pero claro, si vienes buscando repetir el esquema de la ficción original de HBO, puedes salir un tanto decepcionado.
Creo que el gran problema de La casa del dragón está siendo estirar demasiado el chicle de preparar el terreno hacia la Danza de los Dragones, la guerra civil sucedida en el seno de los Targaryen y que amenaza la estabilidad de Poniente como nunca antes. Después del capítulo 8, pensé que pisarían el acelerador y daría comienzo el conflicto, pero aún hay que mover algunas piezas del ajedrez, y el jaque mate sigue sin asestarse.
Lo primero que te llamará la atención del capítulo 9 de La casa del dragón es que Rhaenyra y Daemon están desaparecidos, porque el equipo se centra en enseñarnos qué se cuece en Desembarco del Rey para dejarnos con la miel en los labios: será en el episodio 10 cuando veamos explotar la guerra (o eso creo), pero antes ya habremos conocido quién formará parte de cada bando. Porque este noveno capítulo trata precisamente de preparar el terreno e ir situando cada pieza en un lado u otro del tablero. El gran PERO es que lo hace a sabiendas de que este episodio es aún más lento que otros, sin grandes revelaciones y sin centrarse en los verdaderos protagonistas.
Por suerte, el final del capítulo 9 es maravilloso: como he decidido hacer una crítica SIN spoilers, no voy a hablar de lo que ocurre, pero se trata de una de las secuencias más potentes de La casa del dragón hasta la fecha. No imaginaba que al describir una escena de esta forma, Rhaenyra o Daemon no estuvieran presentes en ella. Pero así es.
Tras la muerte del Rey, todo parecía que iba a precipitarse. Nada más lejos de la realidad: sin ser un mal episodio (porque La casa del dragón no ha tenido capítulo malo), sí es uno 'de relleno' que únicamente funciona para ir comprobando quién acaba en un bando u otro de la Danza de los Dragones. Lo único, eso sí, es que si los responsables de la serie no optan por iniciar el conflicto en el décimo (y último) episodio, la decepción será de proporciones mayúsculas.
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