Suenan tambores de guerra. Al menos esa era la impresión que todos nos llevamos cuando terminó el cuarto episodio de "Falcon y el Soldado de Invierno", con ese sangriento final. El capítulo estuvo marcado por la violencia y la acción, no siempre justificadas pero siempre impactantes. Todo lo ocurrido tendría consecuencias, era evidente, y entre medias estaba la espera de la gran batalla final que resolviera el conflicto desatado. Dos capítulos para saber qué pasará.
El primero ya se ha estrenado en Disney Plus, y no ha hecho otra cosa que servir de preparativo para ese apoteósico final que la serie lleva enunciado en rojo desde el principio. Lo curioso es que, por primera vez, "Falcon y el Soldado de Invierno" ha decidido echar el freno. La serie lo pedía, como ahora veremos, y con el capítulo titulado "La verdad" ha respondido a la demanda.
Tiempo de descanso
"Falcon y el Soldado de Invierno" comenzó con un ritmo sorprendentemente lento en su primer capítulo dadas las frenéticas promociones y los espectaculares adelantos previos a su estreno. Eso sí, a partir del segundo episodio comprendimos que sí, que aquello era solo el pistoletazo de salida, que la acción prometida estaba al caer. Y poco a poco es lo que ha ido construyendo. Pelea sobre pelea, los episodios 3 y 4 adquirieron una marcha tal que llegó a desmembrar ligeramente sus costuras, como dijimos la semana pasada.
Es por eso por lo que la quinta entrega de "Falcon y el Soldado de Invierno" ha tenido tanto mérito. Cuando todos esperábamos una irremediable vorágine de secuencias de acción sin ningún tipo de desarrollo, la serie ha sabido soplar el silbato y llevar a todos a vestuarios. La primera escena del episodio es una pelea sin miramientos, es cierto, pero es muy coherente como conectora de episodios. Y da lo que todo fan del UCM pedía desde que vimos por primera vez a ese soberbio soldado llamado John Walker empuñando un escudo que no le pertenece. Un fan-service tremendamente bien hilado y agradecido.
A partir de ahí, la serie cambia radicalmente la tónica que llevaba. Nos adentramos con mucha pausa y delicadeza en una concatenación de momentos que parecían perdidos tras el primer episodio de "Falcon y el Soldado de Invierno". Volvemos a ver a Sam y su vida familiar, a Bucky buscando su lugar en el mundo tratando de perdonarse a sí mismo, a Walker y Karli perdiendo definitivamente la cordura, a Zemo despidiéndose (por ahora) con la elegancia que siempre ha tenido... Esta vez "Falcon y el Soldado de Invierno" no ha tenido prisa, ha querido masticar bien cada instante. Y qué altura ha cogido la serie con esta decisión.
Sam Wilson, Capitán América
Gracias a este episodio, confirmamos lo que en el anterior solo era un presentimiento. Sam es el verdadero protagonista de esto. El legado de Steve Roger está representado en el escudo, vale, pero es Sam quien lo encarna. Es algo que él no quiso comprender al principio de "Falcon y el Soldado de Invierno" pero que ahora, sin necesidad de pronunciarlo en voz alta en ningún momento, asume con valentía. Su arco se cierra, hemos vivido con él este pequeño viaje emocional y hemos descubierto junto a él lo que Steve ya sabía.
Sam es el nuevo y verdadero Capitán América. Habrá quien no esté de acuerdo y por los motivos que sean, llámese el ego de John Walker o la experiencia de Isaiah Bradley. Pero lo es. Y para el recuerdo quedará el momento en el que entrena como un animal para estar lo más en forma posible y dominar el escudo. Sus charlas con todos y cada uno de los personajes con los que se cruza durante el episodio lo demuestran, tiene lo que hay que tener, agallas y corazón.
Bucky Barnes, Lobo Blanco
También se cierra el camino con el que "Falcon y el Soldado de Invierno" había llevado a Bucky hasta lo más profundo de sí mismo. Perdona la vida de Zemo, arrojando al suelo unas balas que simbolizan su liberación total. A partir de ahí, se decide a ayudar a Sam en su barco y con el escudo, formando juntos al fin ese tándem superheróico que tan buenos resultados va a dar. El desarrollo de Bucky es la perfecta cuadratura del círculo. El Soldado de Invierno vivirá siempre en él, pero ya no guiará más su vida. Y parece evidente que en el próximo episodio se redimirá.
Porque, hay que tenerlo claro, este frenazo en "Falcon y el Soldado de Invierno" está muy bien para reencontrarnos con el lado más humano y visceral de los personajes, pero solo es una pausa para coger aire. El final va a ser de no pestañear. Tenemos a los Sin Banderas en Nueva York descontrolados y dispuestos a liarla, a John Walker completamente fuera de sí y con ganas de revancha, al misterioso Agente de Poder presumiblemente a punto de hacer acto de aparición, a Sharon Carter moviendo hilos desde Madripur, y a Sam y Bucky listos para una última sesión de puñetazos. Éxtasis de adrenalina.
Conclusión
El quinto episodio de "Falcon y el Soldado de Invierno" se eleva a lo más alto de la serie a base de llevar la contraria a lo que habíamos visto hasta ahora. Lejos de las peleas -a excepción de esa primera escena-, se dedica a explorar lo más profundo de sus personajes. Los humaniza, les da un trasfondo que pedían a gritos y que hasta ahora tan solo se había rascado ligeramente. Y además sirve de pequeño parón antes del gran final. La inteligencia de Marvel a la hora de conducir sus proyectos una vez más consigue dejar un gran sabor de boca al que solo le falta la guinda de un desenlace memorable.
El quinto episodio de "Falcon y el Soldado de Invierno" se eleva a lo más alto de la serie a base de llevar la contraria a lo que habíamos visto hasta ahora. Lejos de las peleas -a excepción de esa primera escena-, se dedica a explorar lo más profundo de sus personajes. Los humaniza, les da un trasfondo que pedían a gritos y que hasta ahora tan solo se había rascado ligeramente. Y además sirve de pequeño parón antes del gran final. La inteligencia de Marvel a la hora de conducir sus proyectos una vez más consigue dejar un gran sabor de boca al que solo le falta la guinda de un desenlace memorable.