Los Bridgerton llegó a Netflix con una capa de pintura muy similar a la de otras series históricas o de época. Desde los vestidos hasta los peinados e incluso la comida están planeados minuciosamente para representar la época de la Regencia. A pesar de ello, tras la superficie, la ficción televisiva propone una mirada mucho más moderna sobre la antigua Gran Bretaña.
Y es que, su banda sonora está llena de covers de canciones de pop interpretadas con instrumentos clásicos, y sus actores hablan con cierto acento antiguo, pero no usan palabras demasiado complejas. Es por ello por lo que los fans comenzaron a catalogar la serie al completo como históricamente incorrecta. Muchos apuntaron a que la nobleza de la ficción televisiva tiene demasiada variedad racial, o que ninguno de los personajes podría haber existido en esa época.
Con todo esto, creo que es sorprendente ver la cantidad de elementos o detalles que el público ve como completamente implausibles y que realmente son ciertos y acertados. Este fenómeno se conoce como “El Problema Tiffany”, que hace referencia a un gracioso malentendido. Y es que Tiffanie o Tiffania son nombres que nacieron en el siglo 12, pero cuando un autor los utiliza en ese contexto, el lector siempre piensa que no corresponden a la época. Y algo similar ha sucedido con los Bridgerton:
Cuando salió la serie, este fue uno de los aspectos más criticados por los fans que buscaban que fuera fiel al periodo en el que se ambienta. Pero, a pesar de lo que muchos creen, el personaje está basado en una reina completamente real. Y es que la monarca en la que se inspira la de la serie fue también una persona de raza mixta debido a su ascendencia portuguesa. Así que todos aquellos que se quejan de que hay inclusividad forzada en la ficción televisiva están muy equivocados cuando hablan de la reina Charlotte.
El hilo conductor de la serie y una de las piezas clave en todas las tramas, la joven escritora de una de las primeras formas de prensa rosa, quien ya sabemos que es Penélope Featherington. Pues bien, la chismosa adolescente tiene mucho en común con un personaje histórico que se dedicaba a algo bastante similar en sus ratos libres.
Aunque es cierto que los creadores de la serie han buscado reflejar a la sociedad actual al completo en su elenco de nobles y realeza, incluso aquí hay algo de verdad. Y es que, aunque era una ocurrencia mucho más rara que en la serie, durante la época existieron en Gran Bretaña nobles de raza negra. Así que, si bien las personas asiáticas son un añadido de la ficción televisiva, encuentro que esta diversidad no hace nada más que sumar a la serie. Los Bridgerton nunca han pretendido ser un documental o una ficción histórica como lo fue The Crown o Narcos, y puestos a hacer una obra ficticia es bueno que todos tengamos representación.
Una de las cosas que más llamó la atención de Los Bridgerton es que la serie no tuvo miedo de mostrar escenas con contenido sexual. Algo que la mayoría de documentales sobre períodos tan antiguos suelen evitar debido al tabú que solía haber acerca del tema. Aun así, parece que Los Bridgerton han dado en el clavo, aunque sea parcialmente. Y es que, La Regencia fue una época de despertar sexual en la sociedad inglesa. Así que toda la tensión entre los hormonados nobles, y su frecuente experimentación, pueden ser más reales de lo que parece.
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