Viví mi infancia en el colegio con dureza; era un chico gordito, me relacionaba solo con chicas y odiaba el fútbol. Esto implicaba ser el centro de todas las críticas, y es que podemos decir que recibir insultos como 'maricón', 'sarasa' o 'gordo' era una constante en mi día a día. Me inventaba excusas a la hora de ir a clase de gimnasia, evitaba los vestuarios y desviaba la mirada si veía a algunos chicos normativos heterosexuales con la testosterona por las nubes me observaban con una mezcla de asco y odio. Y finalmente sí, salí 'maricón perdido', vivo feliz con mi pareja y estoy agradecido con mi familia, que me ha aceptado tal y como soy.
Por esta razón, cuando vi el primer capítulo de Maricón perdido, la nueva serie española original de TNT, no pude evitar alegrarme de que exista un referente como este para toda una generación de jóvenes que puede estar criándose en entornos educativos como el mío, sin el apoyo del profesorado, y con pocos espacios audiovisuales en los que sentirse reflejado. Porque nunca es fácil ser diferente al resto de niños con los que estás a diario en clase, pero si todos ellos conociesen que lo distinto es lo normal, otro gallo cantaría.
Bob Pop crea esta ficción que será la nueva referente española en cuestiones LGTBIQ+ tras Paquita Salas y Veneno, pero lo será de una forma mucho más bestia porque es rompedora, y no lo digo exagerando: se aprecia que quien fuese colaborador de Late Motiv vivió una infancia dura, y así lo cuenta en esta autobiografía tan especial, y por ello todas las situaciones que se relatan parecen tan reales. Seguro que algunas han sido adaptadas para que resulten espectaculares en televisión, pero gracias a las actuaciones de los intérpretes (sobre todo a un gran Gabriel Sánchez que se convierte en toda una promesa actoral para su corta edad) nos creemos todo lo que vemos.
Maricón perdido también es el relato de cómo el dolor nos hace más fuertes, pero no lo hace desde una perspectiva alentadora: el protagonista sufre, como el que más, sobre todo en su entorno familiar, cerrado e intolerante, cuyas expectativas eran las de tener un hijo que les diesen muchos nietos. Pero en los tres primeros capítulos disponibles en TNT se deja claro que este joven no aspira a eso; quiere conseguir su espacio de libertad en el que reflejar su verdadero yo, y esto es precisamente lo que hace a esta serie del mejor antídoto para los homófobos, tránsfobos y cualquier tipo de 'fobos' que odian a los que no son como ellos.
Después del éxito de Veneno, nos encaminamos a la mitad de 2021 habiendo tenido en ATRESplayer Premium el estreno de Drag Race España, y varios días más tarde, en TNT el lanzamiento de los tres primeros capítulos de Maricón perdido. Hablamos de dos proyectos de los que me siento orgulloso al hablar de ellos, porque reflejan que al menos algunos grupos de comunicación están cambiando. Eso sí, hay un gran reto por delante: que la televisión en abierto emita dichos contenidos sin miedo a las audiencias, sin reparar en los 'fobos', y otorgando a dichos colectivos todo lo que ellos necesitan: entretenimiento y realismo.
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