Una de las cosas que más odio es empezar una serie y no acabarla, por eso en mi lista de proyectos que no he terminado hay muy pocos. Pero este 2021 me he visto obligado a añadir un nombre más porque me he sentido gravemente insultado: Sexo/Vida es una serie horrible, aburrida, lenta y soporífera en todos sus sentidos, y lo que es peor, ha sido todo un éxito en países como España. ¿De verdad el ser humano se conforma con que una producción tenga la palabra 'sexo' en su título?
Desde que 50 sombras de Grey cosechó un enorme éxito en los cines, son muchas las mentes 'creativas' que han decidido copiar la fórmula: un poco de romance por aquí, algo de sexo sadomasoquista por allá, y una relación completamente tóxica que impregne bien todo. Sexo/Vida es una 50 sombras de Grey venida a menos, y ya es decir, porque si la citada película al menos tiene un buen aspecto técnico, la serie parece sacada de un culebrón de hace 15 años, pero con más desnudos (y no tantos).
Esto me sorprendió mucho, porque a pesar de tener desnudos explícitos, casi siempre al ver Sexo/Vida he tenido la sensación de que sus creadores se han auto censurado por el simple hecho de no asustar a su público, vaya a ser que vean un pito y salgan corriendo (ah, no, que pusieron un pene protésico). Lo que es peor es que sí, muchos hemos huido de la serie, pero no por unos pechos o un culo, sino por lo mala que es en todos sus aspectos.
Si al menos Sexo/Vida se encargase de denunciar este tipo de relaciones... Pero es que su protagonista nos vende la moto con que su vida (valga la redundancia) es la que es el mayor ejemplo de libertad... Pero oye, que elegir ser una pareja tóxica no es ser libre, o al menos no para mí. La serie hubiera sido mucho más interesante (al menos hasta el capítulo 4, donde dejé de verla) si el enfoque hubiera sido el de dejar bien claro que este triángulo amoroso entre presente y pasado no es 'experimentar', sino hacer daño.
Y termino diciendo que Sexo/Vida no deja de ser una telenovela aburrida, en la que la historia de la protagonista nos da igual, y en la que solo queremos que su relación termine de una vez por todas. Si en Valeria podemos sentirnos representados con el personaje, aquí todo lo contrario, y al final, en un drama erótico como este, si sus espectadores huyen de la historia, es que algo se ha hecho mal.
Quizás sus guionistas tendrían que haber aprendido de los culebrones latinoamericanos, series que si bien quizás no son lo más originales, quizás sí han descubierto por la experiencia lo que le gusta a su público.
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