"Una aventura noir a través del tiempo y el espacio. Cuando el triángulo amoroso en el que te ves envuelto se torna en tu contra, serás testigo del disparo de un dios celoso, también conocido como Big Bang". Esta es la descripción oficial de Genesis Noir, un juego que me prometía una aventura que mezcla lo humano con lo cósmico. Antes de jugar, ya tenía la idea de que este análisis fuese un texto sesudo sobre cómo se entrelazan las razones que mueven al ser humano en el día a día y las leyes físicas que rigen el movimiento de los astros en el cosmos; sobre cómo el amor y la gravedad son cosas no tan diferentes. Pero, por desgracia, no va a ser el caso. Porque no he entendido Genesis Noir.
El videojuego de Feral Cat Den es una obra muy peculiar. No solo a nivel visual resulta única, sino que, como iremos viendo a lo largo de este análisis, tanto la forma en la que entiende las mecánicas y sistemas que rigen la jugabilidad como su propia narrativa son igualmente únicas. Pero único no es siempre positivo. ¿Queréis saber más y desentrañar los misterios del peculiar universo de Genesis Noir? Pues acompañadnos en este análisis.
La teoría del todo
Genesis Noir es una obra rompedora a nivel jugable, no por plantear mecánicas o sistemas de juego completamente nuevos sino por ser capaz de entenderlos y pensarlos de una manera contrapuesta a la tendencia actual. Frente a los grandes videojuegos que confeccionan cada uno de sus apartados (jugabilidad, narrativa, visual, sonido, etc.) por separado para unirlos a posteriori (dejando grietas evidentes en forma de la llamada disonancia ludonarrativa), Genesis Noir apuesta por otra forma de hacer y entender el videojuego. Apuesta por una suerte de teoría del todo.
Genesis Noir es, a nivel jugable, una propuesta bastante peculiar. Es imposible definir la obra con un género concreto pues se balancea entre la aventura, el desplazamiento lateral en 2D, la exploración en zonas relativamente abiertas, los puzles, el point & click... Y lejos de dividirse en niveles, el videojuego va cambiando todo esto sobre la marcha, creando siempre una sensación de sorpresa que empaña tanto la enrevesada narrativa como cada una de las interacciones que tenemos con la propia obra.
Lo que lleva la jugabilidad de Genesis Noir a un puesto privilegiado es que en esta obra todos los elementos del videojuego se encuentran en armonía, todos apuntan en una misma dirección y llevan la experiencia hacia un lugar concreto. Es por ello que el videojuego no duda en balancearse entre géneros tanto a nivel jugable como narrativo (recogiendo tropos de la literatura noir, la literatura beat y la ciencia ficción). Porque Genesis Noir entiende que el género lo determina la experiencia del jugador; y al contrario de lo que ocurre en el videojuego moderno, en donde habitualmente un solo elemento marca la experiencia canónica, el juego de Feral Cat Den mantiene un rumbo constante por el que guiar al jugador incluso cuando los elementos que lo forman van cambiando.
Todos los apartados del juego suman y aportan su granito de arena para crear una experiencia conjunta. Resulta imposible separar o casi distinguir en Genesis Noir dónde empieza la jugabilidad y acaba la narrativa, o dónde acaba la jugabilidad y empieza el apartado sonoro o visual. Estos diferentes apartados se han diseñado como diferentes manifestaciones de la interacción del jugador con la obra (no solo a través de la pulsación de botones sino también de escuchar, ver y reflexionar); es decir, como un todo homogéneo y cohesionado.
Con ello se conforma una experiencia jugable que, en conjunto, resulta gratificante, fresca y divertida. Jugar a Genesis Noir es vivir una experiencia diferente de lo habitual en la que pulsar un botón significa cambiar por completo las normas del mundo ludoficcional en el que nos movemos. En cuestión de segundos pasamos de una aventura point & click a un puzle, y al siguiente momento estamos explorando una zona en la que recoger ciertos objetos; pero siempre tenemos un tono y ritmo comunes que marcan nuestra experiencia de juego y evitan que Genesis Noir se convierta en una sucesión de minijuegos. Pese a los fallos que veremos más adelante, en este sentido he de decir que he disfrutado de cada uno de los minutos que he pasado con el videojuego.
Un reto narrativo
Genesis Noir es, desde su misma concepción, un reto narrativo. Se trata de un videojuego que pretende ahondar en una variedad de temas de corte filosófico y reflexivo. Y lo cierto es que la semilla que planta durante sus primeros compases va por buen camino. En Genesis Noir encarnamos a un misterioso detective que ha de investigar, a través del espacio y el tiempo, el asesinato de su amada y la creación del universo.
Genesis Noir se planta frente a una propuesta muy ambiciosa en lo narrativo, pues el videojuego no solo cuenta la historia de nuestro protagonista y sus relaciones. Genesis Noir pretende también ser una obra reflexiva en la que esta historia deje paso a reflexiones más intimistas sobre la concepción del ser humano y de su entendimiento del entorno (que no es sino la ciencia). O al menos eso es lo que intenta.
A nivel narrativo, las buenas ideas de Genesis Noir se van por la borda en un batiburrillo incomprensible de tropos narrativos e ideas inconexas. Lo noir se mezcla con lo beat; el discurso científico se mezcla y embarulla con la ficción; las reflexiones existencialistas se funden con una suerte de metafísica. Y la narrativa del videojuego, de forma general, se tiñe con una capa de oscuridad que hace infructuoso casi cualquier intento de entenderla, y mucho menos de interpretarla.
He de ser franco: no he entendido Genesis Noir. La historia es una mezcla de diferentes épocas temporales con escalas que no tienen demasiado sentido (se da el salto del nacimiento del universo al origen de la civilización humana en el mismo tiempo que se pasa del Japón feudal al Nueva York de los años 60). Los personajes son una especie de dioses caídos en desgracia y arrastrados al antropocentrismo. La historia a veces se tiñe de cientifismo y otras veces no es capaz de diferenciar la física de la ciencia ficción. Y todo ello hace que, simplemente, no haya podido entender Genesis Noir.
La duda que me queda ahora es si Genesis Noir está hecho, acaso, para ser entendido. Si todo este embrollo espacio-temporal y metafísico no será más que una fachada para evitar ver que, en realidad, no hay un discurso especialmente profundo; que toda la jerga científica sobre agujeros negros, relatividad y abiogénesis es, en realidad, palabrería que no encierra detrás ningún conocimiento profundo del mundo. La verdad, no lo sé.
Animación noir
Si bien ya he mencionado el apartado visual haciendo referencia a cómo va avanzando con nosotros en el videojuego y evolucionando para ser parte de la experiencia jugable, creo que la estética general de Genesis Noir merece mención aparte. No bromeo si digo que es uno de los videojuegos más agradables a la vista que me he encontrado. Todas las capturas que veis por el análisis las he tomado en mi partida y lo cierto es que, en total, tengo más de 100.
El uso impoluto del blanco y el negro, los contrastes con el color amarillo para remarcar ciertos detalles, la calidad de los dibujos y las animaciones, los diferentes planos que se nos van presentando a lo largo de la aventura... Todo Genesis Noir rezuma amor por la estética noir y no solo la recoge, sino que la adapta para hacerla parte de su propia performance. Y lo hace con maestría absoluta. Genesis Noir es fácilmente el mejor juego desde hace años a nivel visual.
Conclusiones
Genesis Noir es un videojuego con grandes luces y grandes sombras. A lo largo de las 4 horas que dura, el videojuego es capaz de resultar toda una montaña rusa. Su concepción de cómo se debe hacer un videojuego es impecable, y tanto jugabilidad como narrativa, sonido y gráficos se unen en una sola pieza para conformar una experiencia que tiene claro adonde quiere llevarnos.
El problema es que ese lugar al que Genesis Noir nos quiere llevar es un lugar con un discurso tan profundo que se pierde en sí mismo. Una historia absurdamente enrevesada y unas pretensiones demasiado altas en materia discursiva hacen que la narrativa de Genesis Noir se quede en un 'quiero y no puedo'. Un juego aparentemente filosófico del que es difícil llevarnos algo por el simple hecho de que resulta prácticamente incomprensible.
"Un poeta dijo una vez que todo el universo está en una copa de vino. Probablemente nunca sepamos a qué se refería con ello, porque los poetas no escriben para que se les entienda", decía el físico Richard Feynman en un famoso discurso. Y lo cierto es que creo que a Genesis Noir le pasa lo mismo. Pese a querer hablarnos del universo y de lo humano al mismo tiempo, al final del camino parece que las palabras de Genesis Noir nunca han estado pensadas para que el jugador las entendiera.
Genesis Noir es un videojuego único. Feral Cat Den ha creado una obra que reúne todos sus elementos y los pone al servicio de la experiencia del jugador. Jugabilidad, narrativa, gráficos y sonido se funden en una sola pieza que nos lleva de la mano. El problema es que el lugar al que nos lleva es un discurso tan complejo que los esfuerzos se van por la borda por la simple razón de que Genesis Noir acaba resultando incomprensible en lo narrativo.
Un juego diferente de cualquier otro
Jugabilidad, narrativa, gráficos y sonido se funden en una sola pieza
Resulta capaz de sorprender a cada momento
El mejor apartado visual de los últimos años
Uso sobresaliente del sonido
Todos los esfuerzos de la obra se centran en contar algo que, al final, resulta incomprensible
La narrativa intenta ser tan profunda que se pierde en sí misma
Al final, esta experiencia reflexiva no es capaz de permear en el jugador
Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.
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