Atesoro muy buenos recuerdos jugando a Tekken, pero no tiene sentido ponerse nostálgico ni dejarse llevar por las experiencias que se han perdido porque no lo han hecho. Por muchos años que haya pasado sin volver a la franquicia de Bandai Namco, esta ha regresado a mi vida en un giro kármico inesperado para responder a la afirmación silenciosa que muchas veces lanzo al aire a través del poder del pensamiento: joder, hace muchísimo que no me echo un Tekken.
''Echarse un Tekken'', es un cómputo de letras que posee un significado secundario entre líneas más allá de lo que implican esas tres palabras de forma literal. Porque echarse un Tekken es sinónimo de reunirse con los amigos, de las risas que os echáis cuando el más impulsivo se contiene las ganas de estampar el mando contra algo al perder, del ''llevo yo las cervezas, tráete tú las pizzas''; de volver a una cálida zona de confort emocional.
No sé si será cuestión del karma y las misteriosas energías que nos rodean en el universo o de los mecanismos del algoritmo de internet, pero Tekken 8 ha hecho que la saga vuelva a mi vida después de 17 años para acordarme del significado de esas palabras; un enunciado con especial relevancia en plena entrada a la adultez donde muchas veces es necesario reconectar con las personas a las que quieres para aligerar la mochila de las responsabilidades. ¿Y sabéis qué es lo mejor? No es solo que Tekken 8 haga que me ponga nostálgico y tontorrón, es que encima el p*to juego está guapísimo.
Tekken 8 siendo Tekken
Tekken siempre ha sido una saga cuya identidad ha sabido distanciarse de otros juegos de lucha al ofrecer un increíble contraste entre tratar temas grandilocuentes con aires shakespearianos y ser un meme andante que por sí mismo podría suministrar de energía los servidores en los que se alojan páginas como 4chan. Entre hablar sobre dramas paternofiliales, fratricidios y herencias transgeneracionales inconscientes y a la escena siguiente estar controlando un oso que saca de su bolso un salmón para atizarle en la cara a una chica que solo sabe hablar sobre café.
A nada que hagas un ligerísimo uso del músculo de la consciencia para analizar lo que está pasando en pantalla y acabes de terminar una escena en la que Kazuya y Jin tienen un duelo épico cuyas connotaciones emocionales se podrían narrar a lágrima viva, te estarás preguntando a los pocos segundos: ¿por qué narices estoy viendo cómo un boxeador americano se entiende con un alto mando de la ONU que habla francés mientras un hombre con máscara de tigre emite rugidos sobre cómo acabar con una especie de Dios demonio?
Tekken 8 es la prueba viviente de que Tekken sigue siendo Tekken en este sentido. La franquicia se ha desacomplejado para darle un sentido cotidiano a todas sus inverosimilitudes y tratar su surrealismo cómo si las idioteces (en el buen sentido de la palabra) que se engendran a través de él formasen parte del día a día con total normalidad. En otras palabras, Tekken 8 se ha desatado por completo para abrazar los memes y, cuando piensas que eso es lo único que hace, el juego te planta en la cara un conflicto cuya epicidad hará que te arda el pecho con el fuego que siente todo fan de una franquicia cuando ve que recibe exactamente lo que quiere.
La campaña principal de Tekken 8, el arco argumental de esta entrega que pone en contexto a todos sus personajes, se ha quitado de encima todos los elementos que le sobraban a las anteriores entregas de la saga para convertirse en un buen shonen: las cinemáticas entre combates son una sobrada de miradas penetrantes a cámara y gritos sin fin entre puñetazos y patadas que hacen que la peña vuele por los aires y se estampe mutuamente contra cosas. Lo único que me sale decir al recordar lo que viví jugando la campaña de Tekken 8 puede resumirse en nueve palabras: es un dramón repleto de fanservice y está guapísima.
Quizás me esté flipando diciendo esto, pero me da la sensación de que todo lo que ofrece Tekken 8 se ha adaptado a la perfección a esa parte de nuestro cerebro que pretende gestionar la vida como si fuera una concatenación de TikToks: las peleas se suceden a toda velocidad, sin relleno entre ellas y ofreciendo la suficiente contundencia como para generar un impacto en ti durante y después de disputarlas. Y, precisamente, una parte de ello se desprende de la idea de que Tekken 8 es pura agresividad.
Tekken 8 acelerando Tekken
Las peleas de Tekken 8 aumentan su velocidad varias revoluciones con respecto a las de su anterior entrega con una jugabilidad que te empuja subliminalmente a adoptar un estilo de juego mucho más agresivo, lo que hace que los combates sean más rápidos llegando a una conclusión que solo es evidente una vez eres consciente de ella: ¿Por qué disputar un combate pudiendo echar dos en el mismo lapso de tiempo?
Este componente de agresividad se construye a raíz de una serie de ligeros cambios en lo que ya conoces de Tekken para transportarte de aquello que te es familiar a una experiencia completamente nueva. En este sentido, al principio todo está igual en Tekken 8 pero, cuanto más vas jugando, más consciente eres de estos cambios hasta que se te moviliza a una especie de segundo nivel donde comienzas a ser mucho más agresivo y es entonces cuando te percatas de que finalmente has comprendido el juego de verdad.
Estas mecánicas nuevas tienen su punto de partida en el nuevo sistema heat con el que podemos interrumpir el combo del rival usando solo un botón del mando para poner la secuencia a nuestro favor, el hecho de que se han incluido muchos más movimientos de parry y contraataques repartidos entre todos los personajes y la que es mi favorita: cuando empujamos contra la pared a un rival que se está defendiendo, podremos romperle la guardia para retomar el control sobre la ofensiva.
En el resto de apartados sobre los que se cimentan las peleas de Tekken 8, lo único que hay que decir es que todos sus aspectos se han pulido con respecto a su predecesor con tal de que el juego se sienta mucho más contundente en todos los sentidos: la sensación de impacto es mucho más intensa, hay nuevas animaciones de caídas que añaden realismo a cómo se comportaría un cuerpo que recibe un golpe desde diferentes direcciones, los efectos de partícula añaden una capa más de espectacularidad a lo que se ve en pantalla y la postura que adpotan los personajes muestran que están interesadísimos en protagonizar un intercambio de hostias.
Tekken 8 siendo más Tekken que nunca
Hay algo de la saga Tekken por lo que siempre estaré eternamente agradecido: que Heihachi fuera un tremendísimo hdp. Sin su crueldad no hubiera nacido el deseo de venganza de Kazuya; sin este último no conoceríamos a Jin y su camino hacia la redención; sin este linaje no hubiéramos visto lo que es el torneo del puño de hierro y, sin él, no tendríamos consciencia de quienes son los personajes que participan en él.
Cosa especialmente potente actualmente porque Tekken 8 es el juego de la saga Tekken más completo hasta la fecha con sus 32 personajes jugables (y más en camino vía DLCs), pero sobre todo por los modos de juego que ofrece, cuya lista paso a compartir a continuación:
Modo Historia: El Despertar de la Oscuridad - El modo campaña para un jugador. Dura unas 2-3 horitas, pero es absolutamente épico ✨
Episodios de personajes - El modo que le da un contexto y una minitrama a cada personaje del juego con una cinemática inicial, otra final y cinco combates de por medio ✅
Misión arcade - El modo para un jugador de Tekken 8 en el que tendremos que crearnos un avatar y vivir una auténtica experiencia de recreativas retando oponentes, participando en torneos y llegando a lo más alto del panorama competitivo 💥
Supercombate fantasmal - Un modo de juego en el que puedes descargarte el fantasma de otros jugadores o el tuyo propio (el juego lo genera a través de lo que aprende de ti mientras juegas) para combatir contra ellos. Incluso podrás llegar a pelear con los fantasmas de los mejores jugadores del mundo si quieres 😯
Modo arcade - El modo arcade de toda la vida donde tendremos que escoger un personaje para afrontar 8 combates seguidos con él ✅
Versus - El típico modo versus para jugar un combate puntual contra la máquina o contra otra persona en la misma consola 👈
Práctica - El clásico apartado de la saga donde practicar con un personaje, aprender combos y dominar estrategias ❓
Tekken Ball - Vuelve uno de los modos más queridos de la franquicia donde tenemos que golpear al rival con una pelota que habrá en mitad de la pantalla 🤣
Modos online - En ellos podremos echar partidas casuales, partidas igualadas para ir escalando en los rangos competitivos y disputar torneos completos 💥
Como en otros juegos de la saga, también podremos personalizar a los personajes con diferentes prendas, al igual que a nuestro avatar y ver las repeticiones de las partidas que queramos para aprender de ellas ✨
Conclusión
Contundente, sólido, dinámico, acelerado, impactante... ¿Cuántos adjetivos se pueden usar para describir un juego sin llegar a ser redundante sobre lo que has sentido jugándolo? Quizás no haga falta una conclusión para este análisis de Tekken 8, después de todo. Quizás lo único necesario es animaros a que lo probéis para que el juego se defienda por sí mismo. Yo ya he hablado suficiente, ahora es el momento de que hablen los puños.
Tekken vuelve con más contundencia que nunca gracias a una octava entrega sólida, repleta de contenidos y que refuerza todas y cada una de las señas de identidad de la saga de Bandai Namco. Desde el increíble diseño de sus personajes tanto estética como mecánicamente hasta la grandilocuencia de sus dramas paternofiliales. El torneo del rey del puño de hierro vuelve por todo lo alto.
Jugabilidad
Cantidad de contenido
Gráficos
Diseño de personajes
Es el juego con mayor cantidad de contenidos de la saga
La campaña del juego parece por momentos un shonen
El modo Salón Tekken es un modo de calidad para un jugador
Los combates son más rápidos y contundentes que nunca
La IA de la CPU deja qué desear en algunos modos para un jugador por ser a veces demasiado fácil
Se han simplificado los combos de algunos personajes, lo que podrá no gustar a los jugadores más hardcore
El modo campaña puede hacerse algo corto
Duración: Infinito
Jugadores: 1-2 jugadores
Idiomas: Voces en varios idiomas, textos en Castellano
Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.