Como cada año, la Japan Weekend de Madrid se celebró este fin de semana cumpliendo su novena entrega donde pudimos destacar la presencia de numerosos stands que vendían todo tipo de artículos de merchandising del anime y manga de temporada e incluso de los clásicos que siguen conmoviendo a un público amante del sector.
Para nuestra sorpresa, solo abrieron un pabellón en el Palacio de Cristal limitando así el aforo, que resultó un problema grave para los asistentes que tuvieron que esperar colas exageradas. Incluso los que ya habían comprado su entrada y salían, debían hacer una cola de grandes proporciones que, en ocasiones, no valía la pena abandonar el recinto.
A pesar del gran aforo, la oferta no fue gran cosa comparado con años anteriores pues, nada más entrar nos encontramos con que las tres plantas en las que se divide el Palacio de Cristal, estaban tomadas; dejando la de abajo con la mayoría de stands de interés tales como la venta de camisetas, tazas, pósters, etc, además de la celebración de conferencias, venta de perritos calientes y ramen, como nos tienen acostumbrados, y la firma de los actores de doblaje de la nueva película de Dragon Ball Z: La resurrección de Frezeer. Aunque había espacio suficiente en la parte baja, la planta media no dejó de ser interesante pues a nuestro parecer fue la parte más llamativa del evento: ahí se reunían todos los artesanos que compartían sus creaciones con el público, además de vender sus obras. Pudimos observar desde una GameCube personalizada, caretas de muchos personajes de anime y videojuegos como Splatoon hasta dibujos con un acabado increíble.
La gran ausencia del evento fueron los videojuegos, cuyo único espacio fue en la parte de abajo en un pequeño stand donde pudimos probar el Oculus Rift y dos juegos indies: MISSING TRANSLATION y Dusk Memories. Además de una modesta zona retro donde nuestra nostalgia se vio tocada con Street Fighter o Metal Slug en máquinas recreativas. Pero lo mejor para los amantes de lo mítico, había una gran variedad de puestos que vendían títulos antiguos tanto PAL como en versión japonesa de los mejores juegos de los 80 y 90 para todo tipo de consolas.
La parte más floja del evento fue la planta alta con un exagerado espacio para el público interesado en el Concurso de Karaoke/Cosplays o Asian Cover Dance que, como era de esperar nunca se llenaba como estaba previsto. En ella pudimos disfrutar de concursos amateurs y profesionales, alguna exposición y sobre todo mucha gente con ganas de pasarlo bien en un ambiente más relajado, perfecto para quitarnos el desasosiego que producían la planta baja y las insufribles colas para entrar al recinto.
Si algo caracterizó esta novena entrega de Japan Weekend Madrid fue sin duda la desorganización. Aún teniendo a la espalda muchos eventos, y sabiendo los problemas de aforos surgidos a raíz del caso de Madrid Arena, la organización del evento fue un desastre de principio a fin. La venta de entradas anticipadas superaba con creces el aforo permitido en el Palacio, determinado a 2 m² por persona, y obligando a esperar a las puertas hasta que salían grupos de personas del recinto para que entrasen esos mismos números. Hasta ahí todo normal, ya habíamos vivido esto en pasadas ediciones, pero ésta vez la comunicación entre el Staff fue nula, ya que tenían que recorrerse todo el pabellón para avisar de los cambios en el edificio y aforo, la gente ya no sabía cuáles eran las cifras reales ni qué estaba ocurriendo dentro, y por ello y la gran cantidad de gente que se quedó sin entrar hasta bien entrada la tarde -cercana a la hora de cierre- muchas de las actividades como torneos, sorteos o talleres fueron totalmente suspendidos.
Sin duda, desde Areajugones nos fuimos de la feria con un sabor agridulce. Por un lado pudimos disfrutar del ambiente, de la diversión que emanaban los asistentes y los organizadores de talleres, de haber podido ver merchandising difícil de obtener en nuestro país, y sobre todo de haber podido charlar con gente de los estudios indie de videojuegos y probar los dos grandes títulos antes mencionados. Pero por otro lado nos decepciona que año tras año se vayan manteniendo los problemas que sufre la feria, e incluso se vayan agravando por la popularización del evento, al que cada año acuden cientos de personas más. Esperamos que en futuras ediciones todo quede más organizado ya sea por el cambio de pabellón o por mejores medidas que ayuden a los organizadores y asistentes a pasar unos mejores días relacionados con la cultura japonesa, algo que debería probar todo aquél que le pique mínimamente la curiosidad. Nosotros nos veremos en la próxima edición y os volveremos a contar la experiencia, mientras tanto podéis estar atentos a su página web, en la que en breve empezarán a presentar novedades para Madrid y otras ciudades del territorio español.
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