
Tras reposar la gala de The Game Awards 2025, toca mirar hacia el futuro: el año que viene volverá a celebrarse la ceremonia de premios que, por cantidad de atención, continúa siendo la más relevante del año en la industria de los videojuegos. Sin embargo, la gala de este año (y entregas anteriores) han dejado en evidencia que Geoff Keighley, su máximo responsable, debe aplicar algunos cambios si quiere que la importancia del espectáculo permanezca inalterada. Como mínimo, yo me centraría en estos cuatro apartados de cara a The Game Awards 2026.
Apenas hubo sorpresas en The Game Awards 2025. Casi todos los grandes anuncios se filtraron días o incluso semanas antes. Hasta el drama con la estatua en el desierto que terminó siendo cosa del nuevo Divinity se sabía antes. Los nuevos Tomb Raider, Leon en Resident Evil Requiem, el nuevo Star Wars al estilo KOTOR... son muy pocos los anuncios que nos pillaron realmente desprevenidos. Una de dos: o se mejora de alguna manera esto, o tendremos que desconectarnos de internet semanas antes de la gala. No sé qué es lo más sencillo.
Un jueves a las 2 de la madrugada para una gala de más de tres horas de duración. Es realmente difícil que las personas en horario europeo puedan ver The Game Awards en directo. Sí, es evidente que se celebra en Estados Unidos y es allí donde se tiene en cuenta el horario, pero, ¿de verdad no se puede hacer algo para solucionarlo? Esto es un problema para nosotros pero también para la gala en sí: pierden una cantidad absurda de audiencia por culpa del horario. Haznos el favor, Geoff, poruqe seguro que se te ocurre algo ingenioso, que no sólo hay que pensar para sacar cada vez más dinero a los estudios por sus tráilers.
Soy el primero que insiste año tras año: The Game Awards no deberían considerarse los premios más importantes del año en la industria de los videojuegos por culpa de su propia concepción. Hay otras galas, como la de los BAFTA, que se parecen mucho más a lo que encontramos en los siempre recurrentes premios Oscar en el mundo del cine, por ejemplo. Pero, al margen de eso, tengo un problema con la importancia que se da a algunos de los premios y con el criterio de elección de algunos ganadores.
No puede ser que una gala que pretende ser la más importante de la industria en cuanto a premios (aunque lo sea en gran parte por los anuncios y tráilers, no por ellos) galardone a ciertas categorías fuera de la gala. El premio a mejor juego independiente del año, por ejemplo, se dio antes de que comenzara la ceremonia. Y las categorías deberían perfilarse y mejorar en selección: todo es subjetivo, por supuesto, pero algunos nominaciones y premios no tienen demasiado sentido.
Es algo que Geoff Keighley ha sabido manejar mucho mejor en años anteriores y no sé muy bien por qué ha patinado tanto en The Game Awards 2025, pero el último juego en anunciarse de la noche debe ser uno realmente potente. Que sea la mayor sorpresa o uno de los más relevantes. Y este año tenía bastante para elegir: el propio anuncio de Star Wars: Fate of the Old Republic o el de Divinity (aunque ya se hubiese filtrado), hubiesen culminado perfectamente la gala. Sin embargo, se eligió a Highguard. Quizás es porque pagaron más dinero (lo desconozco).
En The Game Awards 2026 esto debe servir como aprendizaje: terminar con algo potente, más allá de dar el premio a mejor juego del año, debería ser obligatorio. En general, la gala de este año estuvo bastante descompensada y la última hora se noto bastante menos afinada que el resto. Eso, unido a que todo se había filtrado y que en Europa eran las cinco de la mañana, conformó un cóctel explosivo. A mejorar para el año que viene.
Sigo sin ser un gran fan del formato de la gala, pero con estos cambios para The Game Awards 2026, la cosa podría ir mejorando poco a poco. La gala lleva años asentada como una de las ceremonias más importantes del año en la industria de los videojuegos, a pesar de los problemas relativos a los premios y a los anuncios. A ver si de cara a la próxima entrega tenemos un espectáculo mejor.
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