Hola, soy Javi Reglero. Los que seáis más fieles lectores de Areajugones, ya sabréis que soy un Entrenador Pokémon que escribe sobre temas relacionados con los monstruos de bolsillo, y también en la sección de anime. En lo referente a los videojuegos, me gustan cosas de este estilo: mundos de fantasía e historias que se alejan de la realidad, o que muestran la cara más amable de esta.
Mis compañeros, sabedores de esto, me han propuesto un experimento: probar el nuevo “GTA Trilogy” para Nintendo Switch. Como os podéis imaginar por la introducción que he hecho, este no es mi tipo de juego en absoluto. Suelo huir de títulos excesivamente violentos, y, sobre todo, sangrientos. ¿Qué necesidad hay de que cuando pegas a alguien salga una explosión de sangre? Que es más realista, pues sí. Que es más desagradable, pues también.
Ya veis que quizás alguien con estos gustos no es la persona más adecuada para jugar a GTA. De hecho, no he tocado un juego de la franquicia en mi vida. ¿Queréis saber qué me ha parecido esta primera experiencia? Pues aquí va mi explicación.
Inicio el “GTA San Andreas”... y una de las primeras cosas que veo es esta imagen que os dejo aquí.
¡El famoso meme sale del GTA! ¿Lo sabíais? Seguramente sí. Probablemente sea de las únicas personas que no tenía ni idea de este detalle.
Nada más empezar la partida, me di cuenta de que el mundo de GTA no es igual a los que yo estoy acostumbrado cuando salí de enterrar a mi madre y vinieron unos tíos en un coche a pegarme tiros porque sí.
Poco después, atropellé a un señor con el coche y se quedó en el suelo tirado. Con curiosidad, bajé a ver si se levantaba. Pasados unos segundos, apareció un charco de sangre debajo de él, y ahí comprendí que jamás se pondría de pie. Justo en ese momento, pasó un NPC por encima del cadáver sin inmutarse. Esto del GTA es otro rollo...
Así pues, me tocaba cambiar el chip. Y hubo un momento concreto en el que lo hice. Entré con un colega en una pizzería, y, cuando el dueño empezó a dispararnos, mi amigo me animó a escapar de allí corriendo. Le hice caso y me monté en el coche, pero, cuando llevaba unos metros de huida, pensé: “qué demonios, esto es GTA”. Así que me di la vuelta y atropellé al dueño de la pizzería con el coche. Desde ese momento, tuve el modo GTA puesto.
A los pocos minutos de juego, ya me di cuenta de qué iba esto. Mi protagonista, al que yo apodo “el modelo de Abanderado”, está metido en una banda. Todas estas facciones luchan entre ellas, con líos de drogas y armas de por medio. Al principio, la verdad es que esta trama me horrorizó. Para una película puede estar bien, pero jugar a un videojuego de esto la verdad es que no me llamaba en absoluto.
Pese a ello... la verdad es que le he ido cogiendo el gusto. Te haces respetar, machacas a los que se oponen a ti y te aseguras de que los tuyos estén bien. Este juego te alimenta directamente el ego.
La verdad es que ver cómo tu personaje se va haciendo más fuerte, consigue mejores armas y ropa es bastante satisfactorio. Me ha sorprendido que me enganchara ese aspecto, la verdad. Para no gustarme los juegos violentos, varias veces me han entrado ganas de que me asaltaran muchos rivales para probar mi nueva pistola.
Hablando de armas, también he disfrutado un montón de los tiroteos contra varios rivales. Bueno, matizo, disfruto los primeros intentos. Cuando lo tengo que repetir más de mil veces porque soy malísimo empieza a hacerme menos gracia.
No soy muy de juegos de coches (a excepción del grandioso Mario Kart). No obstante, pensaba que conducir iba a ser uno de los pocos aspectos que me iban a llamar la atención de GTA, y más teniendo en cuenta que tiene un mapa de un tamaño considerable. La verdad es que acerté.
Es bastante satisfactorio ir conduciendo por ahí, ver un coche chulo y quitárselo a su dueño. Sobre todo cuando lo coges y ves que corre mucho. Recorrer las calles más gordas de GTA a toda velocidad es todo un gustazo. Y más cuando tienes que huir de la policía. También me ha parecido un detallazo poder elegir entre varias emisoras de radio. Ninguna se ajustaba demasiado a mis gustos musicales, pero se agradece igualmente.
Tengo que confesar que también aceleraba a tope en calles más estrechas y me cargaba el coche enseguida. Pero no pasa nada, se coge otro y listo. Y si el dueño se pone chulo y va a recuperarlo, pues me lo cargo y ya. Por qué no. A fin de cuentas, lo más interesante de jugar a esto es hacer cosas distintas a las que estoy acostumbrado. Y no me puedo olvidar de lo que más me gusta hacer: poner el coche a tope, salirme y tirarlo contra alguien.
De primeras pensaba que GTA no me iba a atraer en absoluto. No obstante, me ha sorprendido que hay cosas que sí me han enganchado, como la conducción y ver a nuestro personaje hacerse más fuerte. ¿Seguiré jugando después de escribir este artículo? Estoy seguro al 99% que no, no os voy a engañar. Pero la experiencia sí que ha sido enriquecedora, y la recordaré con cariño.
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