En abril de 2023, los jugadores más veteranos de la industria dieron un salto de la silla al enterarse de que Max Payne 1 y 2 iban a recibir un remake conjunto. A pesar de que la marca pertenece desde Max Payne 3 a Rockstar, le cedieron el desarrollo del remake a Remedy Entertainment, los creadores originales de la saga y de los dos primeros títulos. Las expectativas son muy altas desde entonces, aunque no hayamos sabido nada nuevo.
Sin embargo, muchos fans que esperan con ansias los remakes de Max Payne 1 y 2 temen que sus respectivos desarrollos se vean entorpecidos por una demanda. Ha sido Take-Two la que ha demandado a Remedy Entertainment porque su logo se parece al de Rockstar (estudio que pertenece a Take-Two). Y es que la raíz de esto viene de cuando el año pasado, tras dos décadas de existencia, Remedy cambió su logo por otro más minimalista y visual.
Fue a través del medio Respawn First que se hicieron eco de esta demanda. La pregunta es cómo podría repercutir esto en el desarrollo de los mencionados remakes, algo de lo que hablaremos más adelante.
Si no llegasen a un acuerdo, y perteneciendo los remakes de Max Payne a Take-Two, podrían retrasarse hasta que llegasen a un acuerdo o, en el muy peor de los casos, cancelarse. No obstante, las posibilidades de que pase cualquiera de estas dos situaciones son muy bajas, ya que seguramente lleguen a un acuerdo muy pronto y el desarrollo de los proyectos no sufran ningún contratiempo.
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