Me flipa la sensación de no esperar nada de un juego, probarlo y acabar después con la terrible preocupación en la cabeza de que se ha convertido en otro de los títulos que aumentan la mastodóntica pila de ''posibles joyas a descubrir de 2024''. Me quejo por vicio, pero es algo que no puedo evitar: me siento abrumado por la cantidad de títulos que me estoy dejando atrás este año y, por si este FOMO no fuera suficiente, viene Square Enix a plantarme en la cara un nuevo JRPG que me ha tenido pensando en él más de la cuenta. Efectivamente, estoy hablando de Romancing Saga 2: Revenge of de Seven.
En realidad no se trata de un título ''nuevo'' como tal, sino que se conforma como el remake de un juego que vio la luz para SNES en el año 1993, que se dice pronto. ¿Es coincidencia o destino que haya descubierto en pleno 2024 el remake de un juego que salió justo el año en que nací? Supongo que nunca lo sabré, pero lo que si sé, después de haber probado el juego, es por qué deberías apuntarlo en tu lista de grandes JRPGs de 2024.
Si es la primera vez que ves un tráiler de esta nueva versión del juego sin saber que se conforma como un remake de un título que tiene casi 30 años, es probable que pienses: es otro JRPG más cuya gracia visual se corresponde con ofrecer un diseño colorido y unos personajes que parecen sacados de un anime. Pero lo cierto es que esto tiene muchísimo más mérito de lo que parece detrás si tenemos en cuenta cómo era el juego del año 93, del que os adjunto una foto a continuación:
Si ahora cogemos una imagen del remake, nos daremos cuenta de un primer vistazo que se trata de un juego casi completamente nuevo en muchos sentidos, dado que el original ha sido recreado completamente en tres dimensiones, con todo lo que esto conlleva: rediseño completo de niveles, armas, efectos de habilidades, personajes, enemigos y todo lo que se os pueda ocurrir. Os dejo con una imagen del remake aquí abajo para que podáis tenerla de referencia.
En mi caso personal, cuando juego a un JRPG lo que espero es una especie de batiburrillo de diferentes experiencias que coexisten entre sí, con suerte, sin que parezcan partes independientes de un mismo concepto que los desarrolladores no han conseguido unir entre sí de manera del todo coherente. Quizás esté muy mal acostumbrado a sagas como Dragon Quest o Like a Dragon, pero de un JRPG quiero algo de drama, algo de humor, alguna actividad secundaria que me aporte un poco de lore, interacciones con personajes para establecer relaciones con ellos, minijuegos...
Sin embargo, mi sorpresa llegó cuando pulsé el botón start de la demo y me di cuenta de que Romancing Saga 2: Revenge of the Seven es un juego de combatir, después combatir, más tarde combatir y finalmente combatir. No os exagero cuando os digo que tuve acceso a dos misiones diferentes y, en una hora que duró el evento, tuve acceso a más de 20 combates.
En este sentido, todo lo que hay en el juego está orientado hacia estos últimos: el diseño de niveles es más o menos lineal, las misiones se despliegan a través de unos escenarios cerrados por límites y puedes ver a los enemigos pululando por allí para decidir con quién te das de tortas y con quién no.
Lo bueno es que en este remake de Romancing Saga 2, los enfrentamientos tenían un grado mayor de profundidad de lo que parece en un primer momento: al principio te ves utilizando el típico comando de atacar para llevar a cabo una ofensiva simple que hace 15 puntos de daño en un enfrentamiento donde tienes que repetir la misma orden unas 10 veces.
Sin embargo, la segunda misión de la demo, ya con una partida guardada mucho más avanzada, las peleas eran muy distintas: ahora tenía que elegir entre varias habilidades diferentes con efectos de partículas loquísimos y un sistema de áreas que le daban un toque táctico a las órdenes que tenía que dar a los personajes para salir con vida de cada enfrentamiento (siendo estos especialmente exigentes contra jefes finales).
Si a esto le sumamos algunas mecánicas llamativas más como, por ejemplo, que los personajes de tu equipo puedan morir definitivamente y desaparecer del juego, que los combates tienen un sistema de formaciones donde según cómo coloques a tus compañeros tendrás unas ventajas u otras o que estos pueden ir aprendiendo nuevas técnicas en cada movimiento que hacen, tenemos un JRPG digno de nuestra atención.
Probablemente no sea uno de los JRPGs más esperados del año, pero después de probarlo tengo la certeza de que Romancing Saga 2: Revenge of the Seven merece más atención. Por mi parte, ahora soy consciente de que el 24 de octubre acabaré, como mínimo, pendiente a las notas que reciba en sus análisis para determinar si me lo acabo comprando o no; para comprobar si se me añade al cuerpo una necesidad que antes no tenía... otra más.
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