No os voy a engañar: no esperaba mucho de SAND LAND. Supongo que esto era un efecto colateral de mi desconocimiento sobre la franquicia y la bajona que sentí cuando su autor, Akira Toriyama, dejó este mundo con un legado increíble a sus espaldas. Pero quizás ahí resida la verdadera fuerza de ese tipo de obras; en no necesitar grandes alardes ni ostentosos ejercicios grandilocuentes para plantarte en la cara un mensaje potente oculto tras lo que parecía el simple deseo del creador de Dragon Ball de engendrar un manga protagonizado por un viejo y un tanque.
Y es que, según lo que pude probar de él en un evento preview durante algo más de tres horas, el videojuego de SAND LAND es una adaptación que honra el material original imaginándose cómo sería su universo si Akira Toriyama se hubiera decidido a expandirlo en algún momento. Desde el máximo respeto posible hacia su figura, el videojuego de SAND LAND promete convertirse en la visión que el mangaka imaginó para el futuro del mundo de Beelzebub.
Durante el evento de la Preview, tuvimos la oportunidad de acceder a diferentes archivos de guardado que nos daban acceso a partidas en las que pudimos centrarnos en los diferentes aspectos del juego. A continuación, os cuento cuáles eran las partes concretas a modo de resumen para establecer una idea general sobre en qué consistió lo que pude probar.
Antes de pasar a mencionar lo que más me gusto del juego y lo que menos me convenció de su propuesta, es esencial que me pare en la que será la gran novedad del videojuego con respecto al manga original: Fortest Land; una nueva zona pensada expresamente para la nueva serie de anime y el videojuego que expande el ideario de Toriyama para el mundo de Beelzebub y compañía e imagina lo que sería un antónimo de las desérticas tierras en las que ocurre el material original.
Forest Land es un paraje repleto de tonos verdes bañados por la brillante luz del sol reflejada sobre la superficie del agua que se ve casi por todas partes. Pero sería injusto quedarse en la idea de que estamos ante un mero trozo inédito del mapa del juego, dado que los habitantes de Forest Land y los sucesos que tengan lugar mientras estamos allí sirven como una especie de segunda parte para la historia que Toriyama imaginó en el manga.
Teniendo en cuenta que estamos ante uno de esos juegos que prometen dejarnos con decenas de horas de contenidos y que solo pude acceder a él durante poco más de 180 minutos (igualmente, tenéis una demo por si queréis probarlo por vosotros mismos), creo que lo mejor es establecer una lista de puntos sobre qué es lo que más y lo que menos me gustó del juego para que se entienda en líneas generales por qué cambié de opinión después de probarlo; por qué pasó de ser un juego del que no esperaba mucho a uno que no hace más que incitarme a volver con cada avance que sale de él.
A falta de ver cómo será el juego cuando se lance el próximo 26 de abril y se pueda acceder a todos los contenidos que ofrece sin limitaciones, la primera impresión que extraigo del videojuego de SAND LAND está bastante clara: estamos ante algo que no solo sirve de homenaje a la obra de Akira Toriyama, sino de expansión del imaginario que desplegó sobre el manga original del año 2000. Una época en la que el autor entró al nuevo milenio expresando grandes inquietudes ecologistas. Ahora, 24 años después, tendremos la oportunidad de comprobar cómo era el próspero futuro que siempre quiso para sus personajes.
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