
Imagina anunciar la nueva Steam Machine por la mañana y pasar la tarde en tu superyate de 500 millones de dólares. Es posible que este haya sido uno de los últimos días de Gabe Newell, fundador de Valve, que justo después de anunciar el nuevo producto estrella de la compañía recibió un enorme yate personalizado bajo el nombre de Leviathan, que ya es uno de los 50 más grandes del mundo. Lo sorprendente es lo que hay dentro.
Este superyate, construido por la empresa Oceanco, es inmenso. Para que te hagas una idea, tiene un garaje para un submarino, un hospital a bordo, dos gimnasios y un club de playa de 250 metros cuadrados. No pasa nada si tienes que volver a leer la frase anterior: es normal. También tiene un spa, un bar, plataformas para buceo, una despensa especial para bebidas... y sí, no te preocupes porque Newell no se ha olvidado de los videojuegos.
Dentro del Leviathan de Gabe Newell encontramos una sala que cuenta con 15 de los mejores ordenadores existentes pensados principalmente para jugar. Suponemos que tiene Steam instalado y que dará buen uso de cada uno de ellos. ¿Para qué quiere tantos PCs? Vete a saber, pero puede montarse una LAN Party o ir cambiando de sitio cada vez que le apetezca, es lo que tiene poder tener una habitación de estas características.
Porque el Leviathan ha sido construido teniendo en cuenta los intereses particulares de Gabe Newell en la neurociencia y los estudios marinos, por eso la presencia de ciertas salas y una estructura bastante diferente a la que puede encontrarse en otros superyates. El Leviathan opera con un sistema híbrido diésel-eléctrico buscando el menor impacto ambiental posible y con un avanzado tratamiento de aguas residuales.
Más de 2.000 personas han trabajado en construir este nuevo superyate de Gabe Newell, y el nombre de todos ellos está grabado en un panel de vidrio de la escalera principal. Aunque el fundador de Valve está teóricamente retirado, continúa trabajando en proyectos importantes de la compañía. Aunque con semejante yate tiene motivos para distraerse si le apetece, la verdad.
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