Xbox One X es la videoconsola más potente del mercado y si las desarrolladoras trabajan bien con ella, se pueden lograr resultados brutales. Eso ha ocurrido con Titanfall, título lanzado en 2014 para Xbox One y PC y que llegó a la sobremesa de Microsoft con un problema gráfico que perjudicó la experiencia: el frame-rate estaba desbloqueado para intentar llegar a un objetivo de 60 fps. En cambio, ese objetivo no se logró durante algunos momentos, sobre todo cuando en los combates se nos presentaban numerosos efectos y este problema, en un shooter tan frenético como Titanfall, perjudicó a los usuarios.
Con el parche lanzado para Xbox One X finalmente se supera este problema y casi en todo momento, la tasa de frames permanece en los 60 fps que se pusieron como objetivo hace unos años y no lograron. Además, gráficamente también ha dado un salto, aunque la comparativa realizada por VGTech solo se centran en el apartado de la tasa de frames.
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