Siete años de separación son los que se han producido entre el anuncio de Xbox One y el Xbox Series X. Bien consideremos largo o corto ese lapso temporal, lo cierto es que en Redmond parece que han pasado muchos años más. ¿Por qué? Las políticas adoptadas por la empresa respecto a una consola y otra muestran un profundo cambio de mentalidad que es fruto de una compleja reflexión. Sin duda este tiempo ha servido para que la marca americana evolucione hasta el punto de que si el anuncio de Xbox One levantó polémicas y frustración, el de Xbox Series X está tomando la senda del triunfo y la comunidad gamer se muestra entusiasmada.
Si no queréis echar la vista hasta 2013 os resumo rápidamente la situación. Don Mattrick, el por entonces responsable de la marca Xbox, anunció Xbox One con medidas tan poco afortunadas como la conexión permanente a internet y con DRM, es decir, los juegos quedaban marcados para una consola y no podían ser disfrutados en otra, eliminando por completo el mercado de segunda mano. Microsoft, de la mano de Mattrick, optó por un pensamiento corporativista donde los usuarios quedaron relegados a unas políticas por las que tendrían pasar para disfrutar de la consola. Aunque la oleada de críticas obligó a Microsoft a rectificar, lo cierto es que Xbox One nació con una mancha difícil de quitar que hizo mucho daño en su 'guerra' inicial con PS4.
Ahora Microsoft acaba de anunciar nuevos datos de Xbox Series X con medidas tan bien recibidas como la retrocompatibilidad total con las tres anteriores consolas de la marca o, para alegría de todos, con una tecnología que recibe el nombre de Smart Delivery. Esta funcionalidad permitirá detectar en qué consola estamos jugando y nos adapte las capacidades del juego a la misma, independientemente de donde hayamos comprado el título. Un ejemplo sería Cyberpunk 2077; nosotros compramos el juego en Xbox One y cuando salga Xbox Series X podremos jugarlo en esa consola sin comprarlo de nuevo y con las mismas opciones y posibilidades que si lo comprásemos directamente para la consola de nueva generación.
Todo esto nos indica un profundo cambio en la mentalidad de Xbox como compañía. La compañía ha virado 180 grados en sus políticas de una consola a otra y, bajo mi punto de vista, ayudada por Xbox Game Pass. Creo que este servicio ha sido el eje rotatorio que ha permitido a Microsoft abrir los ojos hacía el usuario y al progreso. El servicio de suscripción es lo que la comunidad gamer necesitaba, y ahora está empezando a encajar en Xbox Series X como propio y no será solo un bonito parche que endulce más el conjunto. Todo hace indicar que la nueva consola va a ser una tarta muy dulce y Xbox Game Pass será la guinda del pastel. Verde optimismo.
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