No han sido pocos los escenarios que hemos recorrido con uno de los personajes más característicos de los videojuegos. El Agente 47 lleva dándonos aventuras desde que hace dieciséis años se estrenara y ofreciera su premisa: ser un asesino en serie.
En este 2016, con su sexta entrega y tras pasar por lugares como Italia o Bangkok, Hitman nos pone rumbo a Hokkaido para encontrarse cara a cara con el objetivo de esta misión. Las personas a eliminar serán en esta ocasión un ex agente de la agencia y una abogada de la mítica Yakuza japonesa. Con este capítulo concluye una primera temporada con altibajos y alguna que otra polémica: veamos cómo le ha sentado el viaje a Japón al Agente 47.
Se nos deja claro desde el primer momento en que queremos iniciar la misión: sé lo más sigiloso posible, no te queda otra. Uno tiende a pensar en la típica vuelta de tuerca de tener que buscar un arma por toda la misión para hacer las cosas más simples, pero esta vez las armas que tendremos que usar están ya puestas en nosotros mismos. Creatividad, inteligencia, astucia, esas son algunas de las palabras que definirían perfectamente esta última misión de la temporada.
Hokkaido es probablemente la misión más estratégica con la que nos hemos topado a lo largo del título. La estructura de la misión está basada en una clínica de alto standing, y como buena clínica, está llena de pequeñas habitaciones y de todo tipo de servicios. Añadir este tipo de habitaciones, restaurantes u otros servicios, no resulta tan molesto como que el lugar esté plagado de seguridad; tanto a nivel de cámaras como de vigilantes.
Es por lo que comentábamos anteriormente ese extra de creatividad que tiene que florar a lo largo de la misión, sin ella podemos dar por acabado nuestro trabajo. Para llevar a cabo esta creatividad en su máximo esplendor, no sería extraño tener que dar unas cuántas vueltas por el complejo para crearnos un mapa mental de cómo está construida la misión. Con ello, no nos referimos sólo a saber dónde se localizan ciertos personajes, dónde está una sala o dónde encontramos cierto objeto, no. En Hitman ya hemos aprendido que tenemos que sabernos los huecos donde escondernos, el lugar más rápido por donde acceder a una localización, y en esta ocasión todas esas técnicas deberán ser usadas con la máxima eficacia posible. Obviamente aquí también deberemos añadir las limitaciones que tienen los trajes que nos encontremos a lo largo del camino, desde el primer disfraz con el que empezamos hasta uno que nos permita acceder a casi todo el recinto.
Más allá de lo que ofrece la misión en sí, el juego técnicamente se mantiene estable y no ofrece dificultades para jugarlo tras tantas actualizaciones. Las principales características se siguen manteniendo a lo largo de toda la misión, y la única diferencia salvable con las demás, es que en Hokkaido el sigilo será nuestro mejor aliado para completar esta temporada.
Cuando nos ponemos manos a la obra con la misión de Hokkaido, podemos observar cómo está lleno de detalles minimalistas que le dan una visión al juego de estar más elaborado. Un gran complejo y sus excelentes vistas, guardan tras de sí un estupendo apartado gráfico que no se ve resentido en ningún momento.
De la variedad que ofrece este escenario a la elaboración de otros escenarios un poco más pobres, vemos una diferencia abismal, digna elaboración de un mapeado que en todo momento vemos con buenos ojos y que ofrece una guinda final a un pastel un tanto insípido en unas ocasiones, y en otras tan dulce y acertado.
Puede que, aunque los primeros momentos de la misión sean verdaderamente acertados, veamos más adelante un descenso de calidad gráfica con respecto a misiones como París o Sapienza. Pero aquí, en Hokkaido, es donde verdaderamente encontramos un nivel sin paranoias de gráficos excelentes que recuerda a los Hitman de antaño. Hay ciertos ramalazos de nostalgia dentro de una de las partes que conforman la misión, pues recuerda mínimamente al inicio del maravilloso Hitman Contracts.
Más allá de eso, para algunos será un punto negativo y para otros un punto positivo que la misión ofrezca desequilibrios en cuanto a la elaboración gráfica de los escenarios para ofrecer una experiencia más basada en la jugabilidad, en esconderse, en ser un verdadero asesino en serie.
Este sexto capítulo concluye una primera temporada de Hitman que si bien empezó con un traspiés para lo que se esperaba, ha sabido ir renovándose poco a poco ofreciendo un material más acorde a lo que se esperaba de él.
En este sexto capítulo quedan paliados algunos de los errores técnicos que salían a la luz en los dos primeros capítulos, y en su lugar, nos encontramos con un juego siempre estable y además divertido. La localización de Hokkaido nos ofrece sigilo meticuloso al más puro estilo de los antiguos juegos de la saga y rozan, casi chocándose, la estrategia y la acción para formar el mejor capítulo de la temporada.