¿Son los videojuegos arte? Es una cuestión que arrastramos casi desde su concepción y que, seguramente, no deje a nadie indiferente; los habrá que ni se paren a meditar sobre ello y respondan con un hilarante no, tratando el tema como si de un ocurrente chiste se tratara, los habrá que simplemente ignoren la cuestión y no puedan responder, y los habrá que lo afirmen mientras replican que este debate no debería existir.
Hoy en día nadie sería capaz de poner en duda que las pinturas de los grandes museos son obras de arte, lo mismo ocurre con las piezas compuestas por Bach o las canciones de Bob Dylan e incluso con las obras de Duchamp o la galardonada película "Titanic". El arte evoluciona de la mano con el tiempo y junto a la sociedad, con lo que también evolucionan sus medios y representaciones.
Por lo tanto, hagamos un esfuerzo y preguntémonos: ¿qué es necesario para que haya arte o algo lo sea? Para ello, necesitaremos una supuesta obra de arte, alguien que la elabore y alguien que la escuche, la contemple o la consuma, bien. Ahora, en esta situación, ¿qué es lo que provoca o lo que consigue que la obra se considere arte? Diría que esto sucede cuando el artista, por medio de la obra, busca llegar de alguna manera transcendental al espectador, al lector… , a quién sea que la recibe, en definitiva, y lo consigue. Es decir, cuando se establece una transmisión o una conexión empática es cuando la obra se completa y puede llegar a considerarse arte.
Pero, entonces, ¿son los videojuegos un arte? Cuestionarse esto es un tanto absurdo, al igual que es cuestionar si es arte la literatura, el cine, la pintura, la música o la danza, ya que apelamos a la razón-a los procesos lógicos- para explicar algo, casi totalmente subjetivo e irracional, y poder encuadrarlo y limitarlo en un marco teórico y cultural que nos satisfaga. Aunque, de nuevo, ¿son los videojuegos un arte? Quizá, el hecho de que un videojuego pueda ser un arte o no, nos choca debido a su objetivo convencional de entretener y su condición de hobby, pasa tiempo, objeto consumo o producto de entretenimiento. Quizá, concibamos el arte como un Monte Olimpo inaccesible para los mortales y dedicado a unos pocos que lo disfrutan y tienen potestad para decidir que entra y que no. Si es el caso, esta concepción elitista y ennoblecida del arte es errónea. Como se mencionaba en el párrafo anterior, el arte evoluciona y con él sus medios. Así que, tal vez, el arte ahora no se encuentre tras una vitrina, en una iglesia o en un lienzo único, tal vez, podamos encontrarlo en un archivo ISO o en un disco.
La manera más rápida de acercar al videojuego al arte que tenemos es defender que puede ser arte debido a que contiene a los demás en él. Me explico. En la creación de un videojuego participan músicos, guionistas, diseñadores y demás personal de índole creativo y artístico. Por lo que un videojuego cuenta con artistas plásticos, músicos o escritores y dotan al mismo de pequeñas piezas de arte, como es el caso, por ejemplo, del compositor japonés Nobuo Uematsu. Pero no solo por esto podríamos considerar a un videojuego un arte.
Siguiendo estas premisas, los videojuegos serían como el cine, pero el videojuego da un paso más que el séptimo arte, el videojuego consigue la interacción del espectador, algo que el arte anhela desde que se lanzó a la vanguardia. Quiere comprometer al espectador, obligarle a que deje de ser un mero espectador y convertirlo en protagonista.
Sin duda, esta interacción; la jugabilidad de un videojuego, es lo que lo hace único y le da más fuerza a la hora de poder considerarse un nuevo formato del arte ya que es una capacidad extraordinaria de la que los demás artes carecerían. La interacción consigue que esa conexión de la que hablábamos antes entre artista y espectador sea de la más perfectas, ya que pasas a ser parte de la obra y participas en ella. Es fácil reflejar esto a través de lo siguiente; cuando estás viendo una película, contemplando un cuadro, leyendo un libro o escuchando música solo puedes hacer eso, eres un simple espectador, observas lo que pasa, pero no puedes tomar partido. Hay dos diferenciaciones claras, la obra y tú. Sin embargo, en el caso de los videojuegos, tú eres el protagonista, tú eres parte de la historia, tú interfieres en el mundo y tú ya no eres un simple espectador. Así, los límites entre obra y tú quedan difusos y de alguna manera pasas a ser también el creador de eso, de eso de lo que eres partícipe con tus decisiones y actos. Tú completas la obra y la configuras. Simplemente, para hacer esto más visual; mientras que en la pintura solo podemos observar el cuadro, en el videojuego podemos ser uno de los personajes del lienzo.
El videojuego tiene la responsabilidad de demostrar que es arte cada vez que se le presente la ocasión, al igual que las otras artes, y tiene todo el potencial para lograrlo. En conclusión, los videojuegos deben tomarse más en serio a ellos mismos y dejar atrás lastres como la disputa que crea esta cuestión. Simplemente, hay que cambiar la mentalidad y dejar de hacerse esa pregunta y empezar a hablar de ellos como tal y, entonces, nos lo demostraremos a nosotros mismos y la pregunta desaparecerá, porque será evidente.
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