No se sabe si es por el guion, por la duración del evento, o incluso por la selección de las películas. La Academia lleva ya varios años intentando descifrar por qué la gala de los Oscar no ha dejado de perder espectadores edición tras edición. Lo que hasta el momento había sido una tradición -seleccionando cómicos del Late night nacional- ahora ya no funciona. Y para agravar el problema, nadie en Hollywood quiere hacerse cargo de una gala así en una situación tan compleja. La salida de Kevin Hart de la edición de 2019 fue solo la gota que colmó el vaso.
Tras semanas de incertidumbre, parecía que el fichaje del popular cómico ponía fin a todos los problemas. Sin embargo la alegría duró tan solo unas horas. Varios tuits antiguos de Hart, y su posterior negativa a pedir disculpas, terminaban dejando de nuevo la vacante de presentador vacía. "Están en shock", asegura una fuente a Variety sobre el estado actual de la Academia. El medio asegura que no había plan de contingencia para algo así, y que ahora los productores del evento se están planteando dos panoramas igual de controvertidos.
El primero pasaría por abandonar la estrategia de seleccionar a un cómico tras la polémica con Hart, y apostar por una opción más políticamente "correcta", para evitar dañar todavía más la imagen de la gala. Esta posibilidad encuentra su razón de ser en el mínimo histórico de audiencia que marcó la edición del pasado 2017. Con un presentador menos transgresor, el peligro de molestar a alguien se reduce, pero al mismo tiempo aumenta la posibilidad de que el público se aburra todavía más.
El segundo panorama planteado por el equipo es incluso todavía más polémico. Tal y como apunta el medio, la organización se está cuestionando la posibilidad de no elegir a ningún presentador. En su lugar "una selección de grandes celebridades" al estilo Saturday Night Live, irían pasando por el escenario de forma progresiva para mantener el ritmo el interés. La idea pasaría por convertir la gala en una sucesión de monólogos con los anuncios de los premios intercalados.
Sea cual sea la decisión final, la Academia no tiene mucho tiempo para tomarla. El próximo 24 de febrero tendrá lugar en los ángeles la edición de los Oscar 2019, y para entonces ya deberán tener prevista una solución que impida mandar directamente a la emblemática gala al ostracismo. De lo que no cabe ninguna duda es de que este próximo año se producirá un punto de inflexión tras el cual nada volverá a ser como antes.
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