Economizar se ha convertido en la filosofía principal de un estudio consciente del interés inesperado que ha acaparado una producción destinada solo a objetivos comerciales. Toei Animation ha convertido "Dragon Ball Heroes" en un recreo breve pero intenso de momentos de fanservice en el que todos se pueden encontrar con distintas pretensiones; a veces con mayor calidad de animación y a veces con momentos más discretos, pero siempre con el mismo objetivo en mente. Esta semana la serie se toma un respiro ante tanto músculo técnico, y sin embargo no pierde la tensión construida a lo largo de las últimas semanas.
El trabajo de Naotoshi Shida dejaba un festival de sakuga en el episodio 13, que aquí es continuado con una sucesión más discreta de planos estáticos y secuencias expositivas. Goku inicia el segundo asalto contra Hearts transformado en Super Saiyajin Blue, pero el estudio decide cortar la dinámica que parecía dispuesta a extenderse, y mete en el tablero de juego un elemento reconocible en la franquicia, pero inesperado para esta saga. El enemigo se quita de en medio al protagonista, y la acción se traslada a Kamioren, el verdadero centro de atención en este episodio 14.
Piccolo y Número 17 se cargan a la espalda el punto de inflexión que Toei vuelca sobre el conservadurismo propio de la serie. Y lo hacen padeciendo el escaso nivel de poder que el tiempo y las distintas historias les han concedido. ¿Rival débil contra rival débil? El estudio es consciente de que necesita mantener el rango de poder alcanzado en el anterior combate, y dispone un truco narrativo más que efectivo; Hearts introduce una de sus semillas universales en el corazón de la criatura tsurf, cocinando un deja vu intenso para con los espectadores. Esta fusión de carácter cómico cuya única función había sido la de liberar tensión, se convierte en una suerte de Ozaru capaz no solo de desatascar la trama, sino además de inundar la pantalla con fanservice.
Desde el nuevo escenario Toei dispone lo que parece que será el arco de las próximas semanas. Un todos contra uno en el que la dependencia hacia Goku volverá a ser el leit motiv del anime. Tras ser derrotados en menos de un segundo por el nuevo Kamioren, tanto Vegeta como Trunks se sujetan a la esperanza que siempre ha destilado el Ultra Instinto. Sí, tras más de dos meses sin echar mano abiertamente a este caramelo, el estudio se muestra convencido de explotarlo una vez más. Ahora bien, el combate que se presenta es completamente distinto a todos los vistos previamente.
No hablamos de un guerrero poderoso, ni de un simple gigante. Esta nueva amenaza pertenece a una raza que siempre ha actuado con actitudes subversivas en la franquicia, y además nace de una fusión. Tras comprobar las peligrosas habilidades de Hearts la semana pasada, la presencia de una criatura descomunal e inteligente con los mismos trazos de poder que el villano principal, supone una novedad increíblemente interesante en la serie. ¿Cómo lo resolverá el estudio? Las opciones son variadas e igual de efectistas, en pos de esa experiencia complaciente en la que se ha convertido la producción.
"Dragon Ball Heroes" ya se ha enfrentado en el pasado a situaciones increíblemente parecidas a las vistas en el anime principal, pero sus métodos resolutivos nunca han sido plenamente explícitos. Y he ahí la magia de su fórmula; los monos gigantes son recurrentes en el universo de Toriyama, pero las alternativas que Toei tiene por delante en una serie tan experimental como esta, suponen un rayo de esperanza creativo notable.
Ahora solo queda a esperar y ver si regresa el sakuga, si la narrativa se despega de ese continuismo plano de las últimas semanas, o si la serie por fin deja de lado su etiqueta de inferioridad para instituirse como el sustituto pleno de una secuela todavía en horizonte desconocido.
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