Twitch es una de las plataformas más visitadas en todo el mundo actualmente, con unas audiencias de cientos de miles de espectadores que, al mismo tiempo, propician el espacio de miles de creadores de contenido distintos. En esta vasta amalgama de caracteres se obtiene una lógica consecuencia en forma de abanico de propuestas de contenido, aunque no todas ellas aceptadas de la misma forma. El ejemplo más claro y reciente de esto lo encontramos en las 'Hot Tub'.
La plataforma en streaming emitió un comunicado hace una mera cuestión de días en las que indicaba la creación de una categoría en el marco de Twitch para acoger a aquellos streamers que decidieran hacer contenido de piscina, playa o similares. El problema, obviamente, nace de la clara sexualización que se está produciendo en la plataforma, la cual de hecho ha dado a pie a una especie de 'experimento social' de resultados muy obvios.
Seguidamente os dejamos con una serie de imágenes de la usuaria Patalea que demuestran que, sin hacer absolutamente nada, puede conseguirse un mayor seguimiento gracias a la simple presencia de una piscina hinchable:
Como podemos ver, las imágenes demuestran que solo por poner una piscina hinchable en imagen y ubicarse en la categoría de Hot Tub, sin mostrar absolutamente nada más, se consiguen unos datos de audiencia, interacción y apoyo superiores a lo normal. La crítica, pues, se construye en torno a la simplificación del contenido, suponiendo que la obvia sexualización de la categoría actúa en detrimento de los creadores de contenido que sí gestionan unas labores más elaboradas para con el espectador.
Obviamente, también hay quien ve esta categoría como una tan legítima como cualquier otra y es que, al igual que con cualquier método a través del que se pueda generar un beneficio económico, siempre será posible encontrar a aquellos que estén a favor o en contra. Por el momento las Hot Tub de Twitch son el medio de moda, uno que ha facilitado a streamers crecer en términos de popularidad de la noche a la mañana, aunque nadie garantiza que este éxito sea permanente.
Veremos qué ocurre a largo plazo con las Hot Tub de Twitch y los streamers que se vuelquen en el contenido, pero la realidad momentánea es que hay que aprender a convivir con los creadores de contenido que se sumen a la moda. En cuanto a Twitch, tocará ver si esta recién encontrada flexibilidad ética y moral es una que aplican de la misma forma en todos los escenarios que lo requieran.
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