Cowboy Bebop es, sin duda, uno de los animes de culto más legendarios jamás realizados. Cuenta la historia de Spike, un exganster de Marte que para sobrevivir se dedica a perseguir a los criminales más peligrosos del sistema solar junto a su fiel compañero Jet, un antiguo policía.
Por el camino van encontrándose con otros variopintos personajes tales como Faye, una muchacha con amnesia y también caza recompensas, Ed, una niña un tanto excéntrica con gigantescas dotes para la informática y Ein, un perro más inteligente que muchas personas.
Naves espaciales, traiciones, combates, amores… todo lo imaginable está en este anime. ¿Pero por qué los años no le afectan? ¿Qué hace que Cowboy Bebop atrape a públicos tan dispares a nivel generacional?
Eso sí, si es de esos animes que tienes pendientes deja de leer el artículo y ponte a verla inmediatamente.
Keiko Nobumoto y Shinichiro Watannabe, la guionista y director de la serie respectivamente, supieron darle un conflicto pleno a los protagonistas. Los conflictos narrativos a nivel de personajes son en esencia dos, los internos y los externos. Los internos se pueden dividir en intrapersonales (que solamente afectan por dentro al personaje en cuestión) y los extrapersonales (un conflicto que mantiene enfrentados a dos o más personajes). Pues el Bebop, la nave dónde viajan los protagonistas, tiene los tres.
Spike y Jet llevan por dentro el recuerdo de sus amores perdidos, Faye el de su soledad, Ed el de su anhelo a cierta persona. Todos han perdido algo y no saben cómo exteriorizarlo.
Entre ellos hay piques, por supuesto. Jet y Spike son antagónicos a más no poder, uno un ex policía y el otro un ex delincuente, uno un hombre metódico y calculador y el otro un cabeza loca, uno fuerte y corpulento y el otro delgado… todo ello favorece a que exista un conflicto intrapersonal. No nos malinterpretemos, ese conflicto no es ni por asomo, algo que lleve a los protagonistas a enfrentarse en tiroteos. Pero sí que permite que los defina.
Decía Akira Toriyama que si pones dos personajes completamente diferentes en una obra se van definiendo mutuamente sin necesidad que tú hagas nada. Pues en Cowboy Bebop se cumple esa premisa pero aún así tomándose la molestia de mostrar su interior. Lo cuál hace de los conflictos de la nave un medio para hablar de estos seres humanos.
Hay historias universales, esas son las que hablan de temas que atañen a, si no todas, el 99% de la población mundial. Cowboy Bebop aborda unos temas como tales como la nostalgia, el recuerdo o la idealización de un pasado.
La mayor parte de los personajes principales (Pues Ed al ser una niña no tiene pasado) parecen vivir en un recuerdo que les brinda un extraño remanso de paz en dónde creen que fueron felices. La vida les llevó por otros derroteros y finalmente esa ilusión se rompió. Cuando eso nos ocurre no dejamos de pensar en el “Y si hubiera…” pero no hay nada que hacer. Puede que la moraleja final de la serie sea la misma que la de aquel famoso poema que dice “...nunca vuelvas a donde fuiste feliz…”
Es un sentimiento universal. Todos recordamos y soñamos en algún momento en volver atrás.
Bebop puede resultar visualmente inmortal por una dirección de arte en la que conceptos de la cultura POP están perfectamente condensados en ese futuro. Las referencias visuales al Jeet Kune Do de Bruce Lee que practica Spike u otras como el nombre de ese villano un tanto afrancesado llamado “Pierrot Le Fou” que hace referencia a la célebre película de Godard, crean una atmósfera única.
Cowboys con revolver y ordenadores con un tono cyberpunk juntos vertebran algo único. Es un universo con tantos elementos juntos que casi parece una mezcla caótica y arbitraria. Pero como todo se siente vivo, pues como los personajes del fondo reaccionan humanamente ante disparos o se entiende la propia lógica que ha hecho que la raza humana se agrupe de esta manera es coherente ver este batiburrillo de ideas.
Esto es muy difícil de hacer, definir una estética que marque corriente no lo logra casi nadie. Ahí tenemos Blade Runner, que inspiró el Cyberpunk. El caso es que este anime es tan original que no tiene otro competidor estético que supiera inspirarse en él correctamente y fuera capaz de estar a su altura.
Eso logra que Cowboy Bebop sorprenda estéticamente aún a día de hoy.
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