A veces, menos es más. Eso es lo que ha aprendido ATRESplayer Premium con la producción de series originales en España. Una vida menos en Canarias es el mejor ejemplo de un procedimental policiaco ligero, entretenido, pero ambicioso en algunos aspectos, que acaba de aterrizar en Netflix tras funcionar bastante bien en ATRESplayer Premium primero, y en Antena 3 después. A poco que te guste el género y las series sobre casos policiales imposibles, creo que ya tienes un nuevo entretenimiento en tu plataforma de streaming favorita. Y por cierto, dura menos de 4 horas si la quieres disfrutar al completo y de un tirón.
Luis Lacasa es un prestigioso inspector de homicidios en Madrid que se ve forzado a aceptar un traslado a las islas Canarias, donde trabajará junto a Naira Oramas, una carismática inspectora con la que, a pesar de sus diferencias y rivalidades, formará un buen equipo y al mismo tiempo, una complicidad que cuestionara sus férreas convicciones. Luis, frío y cerebral, sufre acromatopsia, una disfunción visual que le hace ver la vida en tonos grises, sin color, algo que ha amplificado aún más su hermetismo.
En este paraíso criminal, el inspector vuelve a encontrarse con su hija Jimena, una conocida cocinera con la que lleva distanciado desde que murió su esposa en un terrible accidente. La vida en Canarias le empujará a salir de su zona de confort, conocer a su hija y asombrarse ante un detalle de lo más inquietante: a veces percibe color en la inspectora.
Ginés García Millán, Natalia Verbeke, Paco Marín, Sergio Momo o Bernabé Fernández son tan solo algunos de los intérpretes que forman parte del reparto de Una vida menos en Canarias. La serie está creada por Fran Carballal (Rabia), Enrique Lojo (En fin) y Curro Royo (Cuéntame como pasó).
Lo mejor que se puede decir de Una vida menos en Canarias es que se trata de una serie muy honesta consigo mismo, que nunca da más de lo que promete. No dejamos de estar ante un procedimental criminal, ante una serie de asesinatos con un pequeño toque de comedia que acierta en la duración de su temporada (son tan solo 5 capítulos y aún no está confirmada la renovación) y en unos personajes estereotipados, pero interesantes.
Brillante está Ginés García Millán, protagonista y probablemente el mejor personaje de la serie. Un hombre que padece una patología que le obliga a ver la vida en blanco y negro, lo cual contrasta con el color y la luminosidad del archipiélago canario. Una vida menos en Canarias no juega tanto con esta doble vara de ver el mundo, pero cuando lo hace, la serie adquiere personalidad, algo que por desgracia no podemos decir con el resto de elementos que se ponen sobre la mesa.
Crímenes clásicos y tradicionales, cuyo principal efecto diferenciador es ese guion escrito en tono de comedia ligera. Como si hubiera que recurrir al humor para volver a demostrar que Una vida menos en Canarias no nos va a cambiar la vida. Y lo peor de todo es que esa 'ligereza' parece aprovechada por el equipo para ocultar que el presupuesto no habrá sido muy elevado, que no hay un gran número de localizaciones o que el guion pudo haberse trabajado mejor.
Y pese a tantos descuidos y errores que se detectan a primera vista, Una vida menos en Canarias habrá triunfado en Netflix porque se deja ver, y sobre todo, entretiene. ¿Acaso cuando ves un capítulo de CSI, NCIS o Alerta Cobra lo haces para cambiar el mundo? En absoluto, y aquí sucede lo mismo, tan solo que en una dosis extremadamente breve: 5 capítulos que son suficientes, y al mismo tiempo, escasos.
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