La saga The Elder Scrolls consta como uno de los mayores estandartes dentro del género de juegos de rol de fantasía dentro del mundo de los videojuegos; cosa que se debe a que de ella han salido una serie de títulos que han revolucionado la industria en varios aspectos. Pero... ¿cuál es el mejor de todos ellos?
En este artículo vamos a intentar dar una respuesta concreta a esa misma pregunta. Algo que haré a través de la información que se puede encontrar sobre las notas que cada juego recibió en su día y que han sido recogidas en el portal de Metacritic. A continuación, os dejo con todos los juegos de The Elder Scrolls ordenados de peor a mejor.
La razón por la que The Elder Scrolls: Arena se encuentra separado del top como una mención de honor tiene que ver con que no hay datos recogidos de sus notas en Metacritic, dado que es un juego que tiene más años que la tana. Lanzado en el 25 de marzo de 1994, Arena se corresponde como la primera entrega de la franquicia; una genialidad que poco a poco se iría convirtiendo en un juego de referencia dentro del género por constar como un título sumamente ambicioso en todo lo que se proponía.
No es raro que The Elder Scrolls: Blades se encuentre en el último puesto de este top por culpa de las condiciones y circunstancias en las que vio la luz originalmente, dado que se trata del primer videojuego de la franquicia para dispositivos móviles modernos. Algo que no terminó de encajar del todo con la fanbase más hardcore de la saga, pero estaría mintiendo si no dijera que Bethesda no estuvo muy acertada con este juego.
Y, si digo esto, es porque la calidad del mismo tampoco es que sea demasiado notable: el juego intenta parecerse a un The Elder Scrolls normal con su cámara en primera persona, pero es más un Dungeon Crawler que otra cosa y la acción se sustituye por un sistema de turnos soso y sin gracia que posee demasiada simplicidad para lo que se espera del juego de una franquicia tan importante.
Con The Elder Scrolls: Castles, Bethesda intentó repetir la misma jugada que ya hizo con Fallout Shelter en su momento al crear un título de gestión de bases con vista en scroll lateral inspirado en una franquicia muy importante de la compañía. Pero, si Castles está en el séptimo puesto de esta saga, es porque hace todo un poquito peor que el segundo título que he mencionado hace nada.
Todo ello por no hablar de que, nuevamente, estamos ante un videojuego para móviles; un mercado que no resulta demasiado atractivo para el fandom más hardcore de la saga The Elder Scrolls. Además, Castles ya no contaba con el factor sorpresa de Fallout Shelter, por lo que podría decirse que el juego no ha supuesto un impacto dentro del catálogo de juegos de la saga.
Todas las franquicias de videojuegos cuentan con uno de esos experimentos extraños que constan como spin-offs que solo pueden salir de dos maneras: o increíblemente bien o rematadamente mal. Pues bien; me temo que The Elder Scrolls Adventures: Redguard ha de encuadrarse sí o sí en este segundo grupo, dado que el recibimiento del juego no fue nada bueno en el momento en el que salió al mercado.
No es raro que fuera así, en realidad: con esta entrega de la saga, la fórmula clásica de The Elder Scrolls se cambió para dar luz a un juego de aventuras en tercera persona que sacrificaba el componente de rol de la saga por una experiencia mucho más enfocada a la acción. Pero como los combates tampoco es que fueran la gran cosa, el juego no tenía ninguna virtud destacable y acabó cayendo en el olvido demasiado rápido.
The Elder Scrolls Online es el juego que abre el grupo de propuestas de la saga que sí son muy queridas por parte de los fans de la misma. Eso sí, hay que aclarar que a TESO le costó lo suyo: al principio se lanzó siendo un MMORPG restrictivo con sistema de suscripción mensual como el WoW, cosa que no terminó de encajar nada bien dentro de la comunidad de la saga.
Sin embargo, hay que decir que en Zenimax han hecho un trabajo titánico a la hora de desarrollar políticas mucho más amigables con el consumidor y, sobre todo, pulir la experiencia que ofrece el juego a base de parches y expansiones hasta convertirlo en una propuesta muy digna del género. De hecho, en cuanto a lore es de lo mejor que vais a encontrar dentro de esta franquicia de RPGs.
Empezamos con la mandanga fuerte. The Elder Scrolls II: Daggerfall es la segunda entrega de la saga y sus notas lo sitúan en un más que digno cuarto puesto de este top de la saga. Algo que se debe a que esta secuela de Arena mejoraba en todo lo posible a la original: su jugabilidad estaba mucho más pulida, su lore y tramas estaban bastante más elaboradas y era mucho más ambicioso en general en cuanto a tamaño y a posibilidades.
De hecho, el mapa de The Elder Scrolls II: Daggerfall era tan grande que a día de hoy sigue siendo uno de los más inmensos que puedes encontrar dentro de un videojuego; superando incluso el de otras propuestas tan mastodónticas como Red Dead Redemption 2 o The Witcher 3. Algo que, a día de hoy, sigue siendo un auténtico hito dentro del sector de los videojuegos.
The Elder Scrolls III: Morrowind es considerado como el mejor juego de la saga por mucha gente, siendo el primero que generó ese curioso fenómeno que se suele dar dentro de esta franquicia de Bethesda: tu The Elder Scrolls favorito es aquel al que juegas primero. No obstante, habría que darle a Morrowind aún más importancia porque, sin él, no existiría Skyrim tal y como lo conocemos hoy en día.
Esto se debe a que The Elder Scrolls III: Morrowind sentó las bases necesarias para que esta saga pudiera popularizarse hasta el infinito. Para empezar, simplificó un poco ciertos sistemas de Daggerfall para ofrecer una experiencia de rol exigente, pero ante la que no hacía falta estudiar para poder disfrutar de ella. Algo que fue todo un acierto por parte de sus responsables.
The Elder Scrolls IV: Oblivion es el juego más importante de mi vida. Aquel que hizo que se encendiese en mi una llama que no había sentido hasta ahora. Los videojuegos me gustaban por la época en la que lo jugué, pero no había experimentado nada parecido hasta que salí de la cárcel de Ciudad Imperial a través de sus cloacas y me topé de frente con un extensísimo mundo abierto que se desplegaba ante mis pies.
Mi amor por Oblivion hace que tenga una visión totalmente subjetiva de la saga, como no podía ser de otra manera. En mi opinión, es el juego que debería estar en el top 1 porque posee un carisma increíble en todos los sentidos (personajes, tramas secundarias, escenarios, estilo artístico) y debido a que encuentra el punto perfecto con el que ofrecer un roleo profundo sin que te dejes la vida en tratar de entender sus mecánicas antes.
The Elder Scrolls V: Skyrim no es solo el juego mejor puntuado de la franquicia de Bethesda, sino probablemente uno de los más importantes de la historia de los videojuegos por varios motivos. Pero quizás el más importante tenga que ver con que sirvió para redefinir los juegos de rol de mundo abierto modernos y dar inicio a una nueva era de videojuegos que nos enamorarían de por vida.
Lo digo sin miramientos porque creo profundamente en ello: The Witcher 3 no sería posible sin Skyrim; The Legend of Zelda: Breath of the Wild no sería lo mismo sin Skyrim; Elden Ring no sería lo mismo sin Skyrim. Le debemos mucho a Bethesda por este juego y, por mucho que la gente se empeñe a criticar a Todd Howard, es indudable que esta quinta entrega de la saga no existiría sin su visión.
¿Qué os ha parecido el top de mejores videojuegos de la saga The Elder Scrolls según las notas que recibieron en su momento? ¿Hay algún juego que cambiaríais de posición por otro? Habrá que ver qué hace Bethesda con The Elder Scrolls VI y en qué puesto queda, pero lo cierto es que lo va a tener difícil para superar a los que están en los tres primeros puestos del ranking.
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