Son muchos los títulos que llegan al mercado a día de hoy. La cifra de títulos publicados en Steam no para de aumentar año a año y cada vez se antoja más complicado que un videojuego independiente, sin el apoyo de una gran editora o desarrolladora detrás, logre llamar la atención. Sin embargo, hay proyectos que, sin un gran presupuesto ni campaña publicitaria detrás, son capaces de acaparar la atención simplemente con sus propuestas; porque si algo tiene el panorama independiente, es que es el escenario de las apuestas más alocadas e innovadoras.
Este podría ser perfectamente el caso de Far from Noise, un pequeño videojuego creado por George Batchelor que llegaba al mercado hace unos cuantos días. Desde sus propuestas, Far from Noise se aleja de la propia industria del videojuego, prescindiendo de muchos de los elementos que caracterizan a la gran mayoría de obras que podemos disfrutar a día de hoy para proponernos algo distinto. Pero, ¿qué es exactamente la obra de George Batchelor? ¿Qué nos depara esta peculiar propuesta del mercado independiente? Y lo más importante, ¿merece la pena? Si queréis averiguar la respuesta a todas estas preguntas acompañadnos en nuestro análisis de Far from Noise.
En primera instancia, hemos de comenzar diciendo que Far from Noise no es una obra para todo el mundo e incluso a nosotros nos cuenta categorizarlo como un videojuego al uso. George Batchelor ha creado un título en el que la jugabilidad no se queda en segundo plano, sino que prácticamente se prescinde de ella por completo. No hay cosas que hacer como tal, no tenemos objetivos que cumplir y ni siquiera la línea entre el éxito y el fracaso es nítida.
Far from Noise nos pone en la piel de una persona que se encuentra atrapada en su coche, el cual se tambalea al borde de un acantilado. Un paso en falso y morimos, así que lo más sensato parece quedarse quieto, atrapado en este viejo coche con nuestra mente como única aliada y enemiga. A partir de aquí comienza una obra en la que toda la acción se basa en pequeños diálogos que tenemos con un peculiar personaje, y a través de los cuales se nos dan determinadas opciones que escoger. Vaya, como los juegos de Telltale, estaréis pensando. Pues lo cierto es que no, nuestras elecciones cuentan, pero todo se desenvuelve de una forma distinta, ya que no hay acción como tal; hagamos lo que hagamos vamos a permanecer un buen rato encerrados dentro de nuestro coche.
Es por todo esto que, desde el punto de vista jugable, Far from Noise es una obra que incluso cuesta categorizar como videojuego. Las propuestas del título de George Batchelor son realmente especiales, muy propias del panorama independiente, pero perfectas para sembrar en nosotros las sensaciones que necesitamos para jugar a este estupendo videojuego.
Far from Noise es una de esas obras que, como en su momento Journey, muchos se afanan en denominar "experiencias". Y lo cierto es que, aunque no sea demasiado fan de esta etiqueta, le encaja a la perfección al título de George Batchelor. Como el título del juego indica, la obra nos lleva lejos del ruido; la historia que nos plantea se aleja de las convenciones, de las historias grandilocuentes y los relatos fabulosos de grandes hazañas. Somos un simple personaje con su vida, sus problemas y sus preocupaciones, que se ve envuelto en una situación de vida o muerte, suspendido, literalmente, al filo del abismo.
Sin embargo, el objetivo del videojuego no es sobrevivir a esta situación. No tenemos que tomar las decisiones correctas. Nada de eso. Far from Noise trata de aprender. George Batchelor utiliza la excusa del videojuego para ponernos en una situación y, a partir de ahí, darnos toda una lección de perspectiva, mostrarnos el camino a seguir dentro y fuera del título. Far from Noise es un juego que aspira a cambiarnos como personas, a dejar en nosotros una huella que marque en cierta medida nuestro futuro; y no lo esconde, lo dice abiertamente desde el primer momento. Pero, lo mejor de todo, es que lo logra sobradamente.
Es cierto que son muchas las obras que, al igual que Far from Noise, buscan tener una profundidad tal que nos marque como personas, pero que a fin de cuentas se diluyen en las mecánicas y sistemas que casi cualquier producto de la industria del videojuego ha de tener. Sin embargo, el juego de George Batchelor se desmarca tanto de la industria que, al acabar, tendremos más la sensación de haber leído un pequeño libro interactivo que haber jugado un videojuego. La forma en la que consigue hacernos conectar con los personajes, la calidad de los diálogos y el perfecto "timing" para cada uno de los eventos y palabras que vemos por pantalla hacen que consigamos lo que el propio título indica, alejarnos del ruido, para después poder ver con claridad todo lo que tenemos ante nuestros ojos.
La obra de George Batchelor incluye diversos finales a los que podemos acceder eligiendo unas u otras respuestas, alentando así a la rejugabilidad. Sin embargo, Far from Noise es un título que no quiere ser rejugado, que te pide a gritos que no intentes desentrañar sus secretos porque, entonces, estarías convirtiéndolo en un videojuego más, con los diferentes sistemas y opciones que acabarían por transformar un camino mágico en un mero trámite para llegar a un determinado final.
Más allá de los diálogos y la situación, hay algo que resulta clave para que Far from Noise consiga calarnos hondo, y es su espectacular apartado visual. Toda la obra transcurre en el mismo acantilado en el que nuestro coche se tambalea, debatiéndose entre un prado lleno de plantas y una larga caída que da a las rocas donde las olas del mar rompen con fuerza. Sin embargo, el sobresaliente uso de la paleta de colores hace que todo se tiña de tonos muy diferentes a medida que pasa el tiempo, dando una sensación de variedad que es simplemente alucinante. Junto a esto, el aspecto minimalista pero tremendamente cuidado que tiene todo lo que aparece por pantalla consigue resultar una auténtica delicia.
Para acompañar a este apartado visual se ha configurado un apartado sonoro que no se queda por detrás. La banda sonora es minimalista y apenas sale a relucir más que para remarcar un determinado sentimiento en ciertos puntos de la obra. Junto a ello, los efectos de sonido, que son en su mayoría provenientes de elementos de la naturaleza, inundan las diferentes escenas y logran meter al jugador de lleno en la situación que está viviendo, en la lección que está aprendiendo.
La duración de una partida de Far from Noise es muy corta, de apenas un par de horas. El juego no parece preocuparse por su duración y, a pesar de resultar corto, prefiere cortar el grifo cuando ya lo ha dicho todo que alargarse innecesariamente; y lo cierto que esto es algo que agradezco profundamente. Sin embargo, aunque la lección que se nos da encaja a la perfección en el tiempo que dura, nos hemos quedado con ganas de más. No porque creamos que se ha acabado antes de tiempo, sino porque Far from Noise es un auténtico recital que ojalá nunca acabara, que ojalá siempre tuviera algo nuevo que enseñarnos. Pero, al fin y al cabo, solo es un videojuego.
Cabe destacar también que, no sabemos si por decisión premeditada o por simple presupuesto, el juego no incluye doblaje a ningún idioma. Esta decisión resulta en uno de los grandes aciertos de la obra. Por un lado, consigue que te metas más en el papel, ya que tú eres más partícipe de dar voz a los personajes. Y por otra parte hace que esta "historia" que se nos cuenta transcurra más dentro de nuestra cabeza que en la pantalla, dando un extra a esta sensación de trascendencia que todo el juego transmite.
Far from Noise no es un juego para todo el mundo, pero es un juego al que todo el mundo debería jugar. George Batchelor se aleja de todas las convenciones en una obra que, aunque tal vez no pase a la historia, es un gran ejemplo de qué puede llegar a ser un videojuego. Un apartado narrativo estupendo y peculiar, un nivel audiovisual propio de un museo de arte y una historia que busca más dentro del jugador que en la pantalla son los pilares fundamentales de una de esas obras que nacen una vez entre un millón y que, aunque no gusten a todo el mundo, resultan imprescindibles para entender mejor este medio.
Como bien decía al principio, no me resulta fácil juzgar a Far from Noise por el simple hecho de que estoy acostumbrado a juzgar videojuegos, y esta es una obra que busca ir más allá. Es cierto que puede quedarse corto y dejarnos con ganas de más, y también es cierto que aunque la rejugabilidad sea un plus el título te pide a gritos que no lo hagas; pero más allá de estos errores, o más bien inconsistencias, George Batchelor ha creado una obra capaz de calar hondo y dejarnos su huella. Far from Noise es uno de esos videojuegos que debes jugar, seas el tipo de jugador que seas.