Desde el principio de "Dragon Ball Super" vimos cómo la sangre saiyan que había marcado a "Dragon Ball Z" y "Dragon Ball GT" daba un paso al lado para permitir que el ki divino entrara en juego. Fue así que los dioses, universos y divinidades varias empezaron a formar parte del anime con una mayor presencia que nunca antes, hasta el punto de que poco a poco ha sido inevitable explorar la siguiente idea: ¿se convertirá Goku en un dios de alguna clase?
Por si el simple hecho de poder controlar un tipo de energía solo disponible para los dioses no fuera suficiente, en el capítulo 64 del manga de "Dragon Ball Super" contamos con un comentario de Beerus que no hace más que sumar leña a dicho fuego. Antes de entrar en detalle con ello, no obstante, recordaremos que el Dios de la Destrucción ya se mostró sin palabras ante Goku cuando este logró valerse del Ultra Instinto Dominado durante el Torneo del Poder de "Dragon Ball Super".
Esta clase de transformación se nos introducía como una a la que incluso los dioses tenían difícil acceso, y la realidad es que el aumento de poder era salvaje: Jiren pasaba de ser una figura intocable a alguien sin capacidad para responder a las acometidas de Goku. Sin embargo, en aquel entonces Goku aún no sabía utilizar esta forma de manera estable, algo que hemos visto cambiar a raíz de la publicación del capítulo 64 del manga.
Así pues, la muerte de Merus en "Dragon Ball Super" ha acabado siendo el desencadenante definitivo para que Goku abrazara por completo el Ultra Instinto Dominado, lo que ha provocado la reacción final de Beerus. De tal forma, el Dios de la Destrucción llega a admitir que su estilo de combate es ahora perfecto y digno de un dios. Tal es así, que urge al saiyan a acabar con Moro, pues considera que el villano que había aterrorizado a todo el mundo ya no supone una mínima amenaza para Goku.
Otra realidad que nos ha mostrado "Dragon Ball Super" de la IP es que las divinidades no nacen como tal, sino que en la mayoría de los casos pasan por un proceso de selección y entrenamiento que les confiere el estatus de dios - o ángel -. Así lo vimos en primer lugar con Zamasu, posteriormente con Toppo y más recientemente con Merus, todos ellos aprendices de otras divinidades que aspiran - o aspiraban - a formar parte de la élite de los dioses.
En este sentido, es más que obvio que Goku podría perfectamente optar a convertirse en un dios, pues el reconocimiento de Beerus es más que suficiente para demostrar que actualmente cuenta con un nivel de poder superior al de cualquier otro personaje que hayamos visto en el anime - que no cuente con el estatus de dios o similares -. De hecho, viendo que Vegeta logró plantar cara a Toppo incluso usando este los poderes de la destrucción, no hay motivos para pensar que Goku no se encuentra hoy en día en el nivel requerido.
Visto todo, posiblemente el mayor impedimento ante la posibilidad de que Goku se convierta en un dios de algún tipo en "Dragon Ball Super" es su necesidad de combatir. El saiyan es un completo adicto a las luchas e incluso ya hemos podido ver que, a priori, no tiene intención alguna de matar a Moro, sino de mantenerle con vida para poder seguir peleando con él. A pesar de que los dioses tienen amplia libertad - como vemos con Beerus -, hay un límite a lo caprichosos que pueden ser.
El ejemplo más claro es que, de no haber desbloqueado Goku el Ultra Instinto Completado, posiblemente Moro habría acabado con todo ser vivo en la Tierra, y Beerus no podría haber hecho absolutamente nada para impedirlo. La posición de los Dioses de la Destrucción es una que les impide tomar parte de según qué conflictos, y ello afectaría a Goku y su ansiedad por encontrar nuevos rivales con los que seguir mejorando.
En cualquier caso, parece más que obvio que la posibilidad de que Goku acabe convirtiéndose en una entidad divina es algo que vale la pena empezar a considerar seriamente. Asimismo, con el final del arco de Moro a la vuelta de la esquina, es solo una cuestión de tiempo que posiblemente contemos con una clara respuesta a la posibilidad tratada.
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