Studio Ghibli nos ha dejado con un montón de grandes películas. Desde “Nausicaä del Valle del Viento” (que tiene un manga oficial) hasta “Earwig y la Bruja”. Cada persona tiene su largometraje preferido: “El viaje de Chihiro”, “Susurros del Corazón”, “El castillo ambulante”, etc. No hay duda de que el estudio de animación japonés ha logrado crear una gran variedad de mundos que atrapan a los espectadores y espectadoras.
Hoy voy a hablaros de una de las obras más destacadas (puede que la que más) de Studio Ghibli en general, y de Hayao Miyazaki en particular. Me refiero a “El castillo ambulante”. A lo largo del largometraje, los personajes evolucionan y aprenden un montón de cosas. Por ello, he preparado este artículo recogiendo las más importantes.
Uno de los personajes más importantes de “El castillo ambulante” es la Bruja del Páramo. Esta es la encargada de dar el pistoletazo de salida a la aventura de Sophie al convertirla en anciana.
Desde el primer momento en el que aparece, podemos adivinar algunos de los rasgos de su personalidad. Basta con ver como sus esbirros la desplazan en litera, o como trata a Sophie la primera vez que se encuentran en la sombrerería. La Bruja del Páramo es arrogante, presuntuosa y se cree con derecho a todo solo por ser quien es.
Esto cambia en dos momentos concretos de la película, en los que se ve despojada de sus “dones”. El primero es, de forma temporal, en la mítica escena de las escaleras. La Bruja del Páramo debe subirlas a pie, sin hacer uso de artificios como su poder o sus esbirros. Dada su baja forma física, le cuesta un mundo hacerlo. No para de sudar, y está agotada. Esto le lleva a algo que parecía impensable para los espectadores y espectadoras hasta ese momento: pedir ayuda a Sophie.
Ahí es donde la Bruja del Páramo pudo haber aprendido su primera lección (si la arrogancia se lo permitió, cosa que no llegamos a saber): sin los increíbles poderes que posee, no es superior en ningún aspecto a una persona normal. Toda una cura de humildad para la bruja de “El castillo ambulante”.
El otro momento en el que vemos al personaje despojado de sus habilidades, esta vez de manera permanente, es poco después, cuando Madame Sulimann le arrebata sus poderes. A partir de ese momento, la personalidad de la bruja cambia totalmente: se vuelve más dócil y amable. Aquí es donde la Bruja del Páramo podría haber aprendido otra lección. El origen de esa arrogancia y narcisismo no era otro que esa magia, que, aunque muy poderosa, también tenía un lado oscuro.
Otro de los personajes más importantes de “El castillo ambulante” es el mago Howl. Antes de entrar en lo que aprendió, es importante destacar una idea que él ya tenía en la cabeza antes del inicio de la película, y que ojalá estuviera más extendida en el mundo: la inutilidad de la guerra.
El concebir el conflicto bélico como un sinsentido es uno de los motivos que llevan a Howl a evitar reunirse con Madame Sulimann. Pero hay otro: le da miedo verse con la que fue su maestra en las artes mágicas. No obstante, tras enviar a Sophie al encuentro en su lugar, finalmente él también acude. Aquí es donde Howl aprende una importante lección: la fuerza del amor es más fuerte que cualquier otra cosa. En este caso, de su amor hacia Sophie.
“¿Por qué me hiciste venir hasta aquí si pensabas venir tú?”, le pregunta enfadada Sophie a Howl. “Saber que estarías tú me dio el valor necesario para venir. Esa mujer me aterra, no era capaz de enfrentarme a ella yo solo”, contesta este.
Casi al final de la película, Howl aprende otra valiosa lección. Esta es una de las frases más famosas de toda la película: “Un corazón es una pesada carga”. Puede que no nos paremos mucho a pensarlo, porque siempre lo tenemos con nosotros, pero en realidad es muy difícil tener sentimientos y emociones. Howl recuperó su corazón en los últimos compases de “El castillo ambulante”, y pudo apreciar esta diferencia rápidamente.
El personaje principal de “El castillo ambuante” es Sophie, una joven que trabaja en la sombrerería familiar y que tiene un fuerte sentido del deber. Dicho sentido es demasiado fuerte, y le lleva a vivir una vida que, aunque no le hace sufrir, tampoco le hace feliz.
Tras ser convertida en anciana por la Bruja del Páramo, Sophie deja atrás la vida que lleva para buscar a Howl, confiando en que este pueda poder fin al hechizo. Esto desencadena todos los acontecimientos de la película, que termina con Sophie visiblemente feliz. Esta aventura lleva a la protagonista a aprender una valiosa lección. Si no eres feliz con tu vida, debes salir de tu zona de confort, romper con lo que sea necesario, y buscar esa felicidad.
Durante todo este viaje, Sophie aprende otra lección, idéntica a la de Howl: la fuerza del amor. El cariño que tiene por el mago se va haciendo cada vez más fuerte durante el largometraje, hasta inundar sus emociones por completo. Al principio, Sophie ve a Howl como un tipo malcriado y una solución a la maldición de la bruja, pero el amor acaba cambiando esta visión por completo.
Y hasta aquí llega el repaso a lo que aprenden los personajes de “El castillo ambulante” durante la película. ¿Qué opináis al respecto? ¿Creéis que hay alguna lección que he pasado por alto en el artículo? No dudéis en dejar vuestras opiniones en los comentarios.
Por último, os dejo mi artículo sobre los actores y actrices famosos que ponen voz a Studio Ghibli, entre los que hay algunos de “El castillo ambulante”. Además, puede que os interese conocer los últimos detalles de la nueva película de Hayao Miyazaki. Esta se llamará “How Do You Live?”.
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