Tengo que reconocer que nunca he sido demasiado fan de Eurovisión, por lo menos como festival musical. Por otra parte, sí que disfruto de la enorme avalancha de memes que genera el concurso año tras año. Es por esto que “Festival de la canción de Eurovisión” consiguió llamar mi atención. Pensé que, al estar protagonizada por Will Ferrell, la película sería eso, otro gran meme sobre el evento. En parte es así, pero esta comedia también tiene otros puntos fuertes que no son fáciles de apreciar a primera vista. Sus continuas referencias, y la calidad que destilan ciertas escenas, son una prueba de que Ferrell y compañía se han sumergido de lleno en el extravagante mundo de Eurovisión y han encajado de maravilla en él.
Ocho apellidos islandeses
La película gira en torno al grupo islandés Fire Saga, formado por Lars (Will Ferrell) y Sigrit (Rachel McAdams). Aunque ambos sueñan con ganar Eurovisión, el único escenario que han conseguido pisar es el del pub del pueblo. Un antro lleno de borrachos que solo quieren escuchar en bucle “Jaja Ding Dong”, canción que bien podría ser la versión islandesa de “La Macarena”. Que esta historia transcurra en Islandia es un gran acierto, ya que este país nunca ha conseguido ganar Eurovisión, lo que supone un desafío añadido para nuestros protagonistas. Además, muchas de las peculiaridades del lugar juegan a favor del humor de Ferrel.
Para empezar, la mitad de sus habitantes creen en elfos, unas criaturas que generan algunos de los momentos más divertidos de la cinta. Pero los seres mágicos no son la única rareza local que parece sacada de “Juego de Tronos”. La nación también es conocida por su alta tasa de relaciones incestuosas. Islandia es un país con escasez de población, motivo por el que se ha lanzado una app para que sus habitantes puedan comprobar que no comparten ningún parentesco con sus parejas. Durante la película, varios personajes preguntan a Lars y Sigrit si son hermanos, cuestión a la que ellos no dan demasiada importancia, respondiendo “probablemente no”.
Estos tópicos islandeses son una fuente inagotable de chascarrillos y Ferrell no duda en sacar partido a cada uno de ellos, por muy morbosos que sean. Desgraciadamente, este recurso tiene una pega: aunque muchos chistes dan en el clavo, otros pasan desapercibidos ante los espectadores que no están familiarizados con Islandia y Eurovisión.
Entre el homenaje y la parodia
Con todo lo dicho, es evidente que Will Ferrell está en su salsa. El personaje de Lars, un excéntrico cantante que quiere triunfar en Eurovisión con sus descabellados números musicales, parece hecho para él. Por otro lado, Rachel McAdams resulta bastante más comedida que su compañero. Sigrit cumple la función de rebajar el elevado histrionismo de Lars, haciendo que sea más sencillo empatizar con ella. Aunque McAdams es la encargada de protagonizar los momentos más emotivos de “Eurovisión”, también se desenvuelve con soltura en el terreno cómico y es casi tan divertida como Ferrell.
A pesar del buen trabajo del elenco, las verdaderas protagonistas de la cinta son las canciones. Es evidente que temas como “Volcano Man” y “Lion of Love” (una pieza que parece sacada de la discografía de Joe Exotic) tienen una intención paródica y llevan al límite lo estrafalario del festival. Sin embargo, estas actuaciones reflejan tan bien la esencia de Eurovisión que no me extrañaría verlas en alguna de sus últimas ediciones (recordemos que el concurso nos ha brindado performances tan bizarras como la de Rodolfo Chikilicuatre).
Esto no quiere decir que “Festival de la canción de Eurovisión” solo se componga de números absurdos. De vez en cuando, la cinta también hace gala de temas de gran calidad, como la última canción de Lars y Sigrit. Esta escena cambia el tono predominante en la película para ofrecer un cierre de lo más emotivo, que no tiene nada que envidiar a los de otras producciones musicales de mayor renombre.
Conclusión
En gran medida, esta película me recuerda a sus protagonistas. Aunque no me esperaba mucho de ella, al final me ha acabado sorprendiendo para bien. Creía que “Festival de la canción de Eurovisión” iba a ser poco más que un meme, otra comedia tonta de Ferrell con la que echar algunas risas. Efectivamente, la historia de Lars y Sigrit me ha hecho reír en más de una ocasión, pero también me ha pillado desprevenido con sus ambiciosos momentos musicales y con un tramo final que me ha mantenido pegado al asiento, algo que nunca ha conseguido el famoso festival que la inspira.
Will Ferrell y Rachel McAdams protagonizan una divertida comedia salpicada de grandes canciones. Festival de la canción de Eurovisión parodia con gran acierto el famoso concurso, pero algunos de sus chistes pasarán desapercibidos ante los espectadores que no sean aficionados a este.
Dicen que los que escriben sobre cine son guionistas frustrados, en mi caso es bastante cierto. Consumo películas y series por encima de mis posibilidades. Durante una temporada fui redactor de horóscopos, hoy en día sigo escribiendo sobre ficción.