Con una cartelera más que inestable, cada vez que llega una película a la cartelera es digno de admirar. Y una de las distribuidoras que ha tenido a bien alegrarnos el fin de año ha sido Vértice, que estrena hoy, 30 de diciembre, "La Última Gran Estafa", una comedia dirigida por George Gallo y protagonizada por un reparto espectacular, encabezado por cuatro grandes nombres; Robert de Niro, Tommy Lee Jones, Morgan Freeman y Zach Braff, que se juntan para esta comedia que tiene como telón de fondo del cine y su pasión hacia él.
Max y Walter son dos entusiastas del séptimo arte, sin embargo, su productora, Miracle Films, no da una buena. Fracaso tras fracaso, estas inversiones fallidas resultarán en una enorme deuda con un acreedor violento que no se anda con contemplaciones. Es por ello que a Max se le ocurre una ¿genial? idea. Contratar a un actor veterano para que protagonice un western frenético, concederle el mejor seguro médico para que fallezca en el set de rodaje y así cobrar una indemnización millonaria.
Una premisa hilarante, que es un remake de una película que se estrenó en los 80, y que ahora vuelve a la vida de la mano del mencionado George Gallo, que fue uno de los productores de esa primera cinta.
En primer lugar, cabe resaltar que esta película es muy divertida. Coge el concepto de la pasión por el cine, la reduce a su más básica instancia, el querer hacer una buena película, y la retuerce con dos personajes que son tontos, algo egoístas, pero con los que se empatiza rápidamente. La premisa funciona a la perfección, porque convierte el set de rodaje de la película en un campo de minas en el que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento.
No deja de ser una serie de gags que se suceden a lo largo de la película, pero que te garantizo que todos, absolutamente todos, te sacarán una sonrisa. Pero "La Última Gran Estafa" no se reduce solo a eso, sino que también es toda una carta de amor al cine (sí, un término muy trillado y del que ya tuvimos más que suficiente gracias a la última película de Tarantino) pero es que es verdad. "La Última Gran Estafa" se aleja del glamour y la brillantez de "Érase una vez en Hollywood", para acercarse más a "The Disaster Artist", la demostración de una pasión para la que no tienes talento, como diría en un podcast algo desfasado a estas alturas, "Keep it Cutre".
Y este tono funciona a la perfección gracias a los personajes, que están absolutamente maravillosos, destacando a Robert de Niro, que tras un paso algo dubitativo por "En Guerra con mi Abuelo", vuelve a demostrar que también es un gran talento para la comedia. Zach Braff, como el eterno escudero de Max, el personaje de De Niro, un tío que hace las cosas por inercia, sin ningún tipo de pasión, pero que se acaba contagiando de la pasión de la producción, y Tommy Lee Jones, por supuesto, que está increíble con esa representación del actor que lo ha tenido todo y que está arañando sus últimos instantes de vida. Por ponerle algún pero, quizá el humor es demasiado blanco, y Gallo podría haber ido un paso más allá con esta atrevida premisa, pero aun así, sigue funcionando.
En definitiva, no se me ocurre una mejor película para acudir a los cines a desconectar de la realidad de este fatídico año 2020. Una historia entretenida, hilarante, con una capacidad contagiosa para emocionarte con lo que los personajes están viviendo. Creo que "La Última Gran Estafa" es una de las grandes sorpresas de la temporada, porque no la esperaba nadie y ha llegado para alegrarnos la recta final de este podrido año.
No se me ocurre una mejor película para acudir a los cines a desconectar de la realidad de este fatídico año 2020. Una historia entretenida, hilarante, con una capacidad contagiosa para emocionarte con lo que los personajes están viviendo. Creo que "La Última Gran Estafa" es una de las grandes sorpresas de la temporada, porque no la esperaba nadie y ha llegado para alegrarnos la recta final de este podrido año.
Una película hilarante
El reparto, en modo estelar
Una premisa entretenida y divertida
Te hará pasar un gran rato
El humor, en muchas ocasiones, es demasiado inofensivo