Crítica de Midway: bayhem bélico emborrachado de CGI
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Crítica de Midway: bayhem bélico emborrachado de CGI

Roland Emmerich regresa a la Segunda Guerra Mundial con un retrato pomposo y entretenido de la famosa batalla del Pacífico

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  • Fecha de estreno: 05/12/2019 (España)
  • Género: Acción / Drama / Bélica
  • Productora: Centropolis Entertainment / Entertainment One RuYi Media / Starlight Culture Entertainment / Group Street Entertainment
  • Distribuidora: Diamond Films (España)
  • Director: Roland Emmerich
  • Guionista: Wes Tooke

Ejecución aburrida, reiteración de temas, y efectismo que cumple pero no aporta. La carrera de Roland Emmerich es ese coche barato pero eficiente del concesionario. Una maquinaria capaz de llevarte de un punto a otro sin complicaciones, pero que nunca te mostrará las irregularidades del camino o las sorpresas que se crucen por el paisaje. Con "Midway" el cineasta alemán volvía a lanzarse a la boca del lobo, consciente de que no escaparía de la mediocridad que le acompañó en cintas como "Independence Day" o "El día de mañana". No por tesón o intenciones -unas que le han llevado a mantener el deseo de producirla durante dos décadas-, sino por la propia naturaleza de un género manido hasta el extremo. No importaba que los referentes sobre la misma batalla de la Segunda Guerra Mundial fueran fáciles de sobrepasar, si el lenguaje y las formas venían a ser las mismas pastillas de condescendencia. Así la ecuación solo podía dar un resultado.

Un momento para la historia

Junio de 1942, Japón ha comenzado a proyectar sus deseos de expansión territorial por todo el Pacífico. Solo han transcurrido 6 meses desde el famoso Ataque de Pearl Harbor, 1 de la Batalla del Mar del Coral. Estados Unidos todavía se está rearmando y preparando para la ofensiva, testando a un enemigo increíblemente poderoso pero también impulsivo. Habían caído ya la Malasia Británica, las por entonces Indias Orientales Holandesas (futura Indonesa), la Malasia Británica y las Filipinas. El Imperio, claro, estaba en éxtasis, y con un nuevo orden militar al frente de su armada, ahora se disponía a acabar con la mayor amenaza que suponía el enemigo sobre sus nuevas fronteras: los portaaviones. La batalla marítima y aérea en torno a la isla de Midway fijaría un punto de apoyo crucial para la llegada de Japón más allá de Hawái, o el inicio de un contragolpe por parte de los occidentales. En pocos kilómetros cuadrados y con complejas rutas estratégicas, los americanos consiguieron marcar un punto de inflexión en la deriva de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo se traduce algo así a la gran pantalla?

Midway

La respuesta para Emmerich es clara; apostando por la épica clásica de las producciones bélicas, respaldándose en lo vistoso del CGI, y recurriendo al patriotismo heroico del gigante americano para suplir las carencias de un guion protocolario. Durante la propia batalla John Ford ya grabó la que sería la primera adaptación al cine del conflicto, pero aquél metraje resultó tener más valor documental que cinematográfico. En 1976 Jack Smight puso encima de la mesa el primer proyecto plenamente consolidado para retratar la escaramuza, pero terminó cayendo en el melodrama que emanaba el romance entre los protagonistas de ese reparto formado por grandes como Henry Fonda, Charlton Heston o Glenn Ford. La salida tomada por el cineasta alemán apela al componente más técnico y visualmente gratificante: la acción. "Midway" no tiene intención alguna de profundizar en historias personales, ni en buscar la empatía con el espectador. No es más que un pasatiempos técnico que muestra las vicisitudes de la guerra para los más apasionados por el género.

Guerra de máquinas

Partiendo de esta idea, hablar de reparto resulta absurdo. Ni Patrick Wilson, ni Woody Harrelson (poco más que anecdótico), ni Luke Evans consiguen destacar en un metraje que apuesta siempre por deshumanizar el conflicto, por darle todo el protagonismo a las estrategias y a las máquinas. Si en "Hermanos de Sangre" Steven Spielberg convertía cada baja en una pérdida sentimental, en esta cinta Emmerich busca el sentido opuesto. En una batalla de dos cuerpos desplegados sobre decenas de kilómetros del Pacífico, los números no son más que números. ¿Es negativo? No, si lo que uno busca es entretenerse sin mucha complicación, con un poco de historia impartida desde la letrina. Y es precisamente en ese sentido donde sí se le puede atribuir al director un gran triunfo; en la pedagogía histórica que desprende una escenografía muy estudiada y bien documentada. Aunque en ciertos momentos el patriotismo desenfoca algo la lente, la objetividad con la que se representa el conflicto es de admirar. No solo porque se hurgue en la burocracia militar del ejército de Estados Unidos, sino porque además rehuye de la habitual cosificación a la que se somete al Imperio japonés.

Midway

Emmerich consigue salirse ligeramente de la tangente con un retrato de los nipones ciertamente humanizado. Si bien su tiempo en pantalla es considerablemente menor, hay un interés por comprender su forma de pensar, su cultura, y su comportamiento en base a tradiciones y formas de ver el mundo. Aquí no son simplemente fanáticos que se suben a un caza dispuestos a suicidarse, sino que responden a planes complejísimos, y a unos valores igual de coherentes y lógicos que los que portan los soldados del bando contrario. Despegarse de cuestiones políticas e ideológicas le permite al cineasta igualar a los dos ejércitos a un mismo nivel moral, haciendo de un avión un avión, y de un barco un barco. Sin mejores o peores voluntades, dibujando la guerra como un juego de estrategias de suma cero. En ese pastiche militarista, claro, lo único que tiene espacio para brillar es la destrucción. La de cazas, portaaviones, buques y todo tipo de vehículos de guerra. El cineasta vuelve una vez más a sacar su lado bayhem bebiendo de un CGI notable y cumplidor.

Conclusión

Con expectativas acordes, y el ánimo abierto a frases maniqueas y escenas previsibles, "Midway" se puede convertir en una atracción digna del acontecimiento que plasma. Siempre se le pude pedir más a un director con tantos recursos y respaldos en sus proyectos, pero en este caso el germano, en el contexto expuesto, no decepciona. Huelga decir que esta cinta no entrará en ningún registro para el recuerdo, y que se olvidará tan pronto abandone las salas de cine, pero con una Hollywood emborrachada de dramas personales, un poco de acción impersonal puede ser vacuna de buen gusto.


Midway

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Estados Unidos y Japón se vuelven a encontrar sobre la famosa isla del Pacífico en un retrato militarista y deshumanizado de la famosa batalla que marcó el devenir de la Segunda Guerra Mundial. Gran escenificación y efectos visuales para una cinta que abandona a los personajes en favor de la espectacularidad del bayhem.

  • El retrato de la planificación y estrategia antes del combate
  • Efectos visuales de gran presupuesto y acabado
  • Ritmo muy regular con un acabado entretenido
  • Ausencia completa de tramas personales o dramas de guerra
  • Final previsible y anodino
  • Cero voluntad de aportar o innovar al género
Duración: 138 min

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Redactado por:

Criado y educado en la escuela de Ghibli. Emborrachado de anime, poco a poco abriéndome a otros sabores y colores.