Hay que ser muy valiente para asumir el reto de intentar reinventar una de las historias más aclamadas de la historia del cine. Porque, por mucho que el equipo de "Rebeca" (la de ahora) se empeñe en decir que la película no es un remake de la cinta de Hitchcock sino una nueva adaptación de la novela de Daphne Du Maurier, la historia sigue siendo la misma y por tanto la comparación es igual de válida.
Y jugar a la sombra del maestro del suspense no es tarea fácil. "Rebeca" (la de antes) le valió a Hitchcock trece nominaciones a los Óscar, ganando dos de ellos incluido el de Mejor Película. Este dato no es baladí ya que es la única vez que un filme del genio británico ganaría tal premio. De hecho, desde entonces ni siquiera conseguiría más nominaciones en dicha categoría, lo que otorga a la cinta un nostálgico misticismo aún mayor que hay que tener presente.
Eliminar a Hitchcock
Por tanto, lo primero que se debió de tener en cuenta a la hora de comenzar a hacer "Rebeca" (la de ahora) es que era imposible evitar comparaciones y comentarios con respecto al histórico clásico. Y, sin embargo, parece que lo único que se propone la película es precisamente eso. La elegancia y la finura de la cinta de 1940 la convertían en un intenso thriller lleno de suspense y trampas para el espectador. Ahora, todo eso se pierde para ofrecer un melodrama romántico, frío y carente de ningún tipo de fuerza. La narración está vacía de contenido y se hace muy pesada, borrando por completo la necesaria tensión de su segunda mitad.
La sutileza que se le presupone a una historia como esta también desparece, lanzando directamente a la cara del público toda la información que hace 80 años tan solo se dejaba intuir como piezas de un puzle. Si hay algo bueno que tiene es básicamente la calidad de la historia en sí. Además, las escenas que debían impulsar la trama por su potencia dramática (el anuncio de la boda, el momento de la cabaña en la costa, la habitación de Rebeca, la aparición del barco hundido, la visita al doctor...) quedan diluidas en la inexpresividad de una película que solo se sostiene por su cuidada estética y por un buen ejercicio de interpretación de Lily James.
Personajes superficiales
Meritorio lo que hace la actriz porque la presentación de los personajes es muy pobre. La frialdad de la narración hace que sea imposible empatizar con la protagonista hasta pasado un buen tramo de la historia, y si al final se consigue es por el buen hacer de James. Tampoco ayuda que Armie Hammer solo tenga el papel de ser alto, guapo y elegante, sin poder profundizar en el atormentado alma de Maxim de Winter. El guion apenas ofrece una o dos escenas en las que se permite ver esa dualidad del personaje, aunque en favor de Hammer hay que decir que está a la altura.
El otro gran personaje de "Rebeca" es el ama de llaves, la señora Danvers. Kristin Scott Thomas tenía el marrón de hacer olvidar la icónica actuación de Judith Anderson. Y, aunque es cierto que está bastante acertada, el guion nuevamente le impide lucirse como debería. La ambivalencia maquiavélica que rodeaba al personaje es demasiado simple en esta nueva versión. Y aunque se intenta mostrar ese lado vulnerable cuando habla de Rebeca (nuevamente sin ninguna sutileza), su construcción como gran villana desde el primer momento en que aparece hace que esa parte de su personalidad se perciba siempre como fachada.
Falta de personalidad
Pero quizá el mayor problema al que se enfrenta "Rebeca" es que es completamente incapaz de ofrecer nada nuevo. Cuando una historia ya se ha contado, si se tiene la intención de volver a hacerlo es precisamente porque se cree firmemente que hay algún elemento que se puede exprimir y hacer de diferencial. Aquí todo está inmaduro, todo pesa demasiado y no hay nada que haga ese click que el público busca.
Pero no solo eso. Si se hace el ejercicio de dejar la mente en blanco y olvidarnos de Hitchcock o de la novela, la película también hace aguas. Está demasiado anclada en las estructuras básicas de un melodrama de época y no sale de ahí. No se arriesga y, como consecuencia de todo lo comentado anteriormente sobre su mala narración y sus personajes, da la sensación de estar atascada todo el tiempo. No hay nada que consiga hacerla arrancar y que se haga más liviana. Una cuesta arriba constante hacia Manderley.
Conclusión
Lo bueno que tiene "Rebeca" (una historia interesante) ya lo tenía la versión de Hitchcock, y lo malo que tiene es que no es la de Hitchcock. Película insustancial que tan solo se salva por lo agradable de su apartado artístico y por tener a una actriz de la talla de Lily James como protagonista. Una revisión innecesaria que no da ningún aporte nuevo y que se pierde en sí misma, llegando a aburrir en varios tramos.
Lo bueno que tiene "Rebeca" (una historia interesante) ya lo tenía la versión de Hitchcock, y lo malo que tiene es que no es la de Hitchcock. Película insustancial que tan solo se salva por lo agradable de su apartado artístico y por tener a una actriz de la talla de Lily James como protagonista. Una revisión innecesaria que no da ningún aporte nuevo y que se pierde en sí misma, llegando a aburrir en varios tramos.