Que los Globos de Oro están en sus últimas parece un hecho irremediable. Tras la gran polémica del pasado año en las que se demostró que los votantes eran comprados con viajes de lujo y similares (concretamente en favor de "Emily in Paris" entre otros) -sumada a la otra polémica por su falta de diversidad en una industria que cada día la reclama con más fuerza-, no parece que los galardones vayan a recuperarse nunca. Las televisiones cancelaron la emisión de la gala y medio Hollywood les dio la espalda de un día para otro. De hecho, ni siquiera los estudios celebran ya estar nominados en sus categorías.
La irrelevancia a la que han llegado es tal que este año todo apuntaba a unas cifras de audiencia nefastas. Y yo, como periodista que iba a hacer el clásico artículo de "dónde ver los Globos de Oro 2022", me he encontrado con un anuncio que ratifica el desprestigio de los premios: los Globos de Oro de este año serán un evento privado que no podrá seguirse ni en televisión ni por streaming. La única forma de enterarse de quiénes son los ganadores será estar atentos a la cuenta de Twitter de la organización, que ha prometido que los anunciará al momento.
Veremos qué ocurre después de la gala, que se celebrará en la madrugada del domingo 9 al lunes 10 de enero a las 3:00 am hora española. Pero lo cierto es que la situación parece ya insostenible. No es algo que sorprenda después de tantos meses hundidos, pero sí que da algo de pena el ver cómo unas distinciones como los Globos de Oro, tan importantes en su día en la carrera de premios, han quedado reducidas a la más absoluta nada. Como no ocurra un cambio drástico, parece que este golpe podría ser definitivo.
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