Vivimos en una época en la que el cine se está acercando más que nunca a la industria del videojuego para localizar historias ya contadas, transformándolas en algo nuevo en su adaptación a la gran pantalla. También es tendencia en la televisión, con series tan esperadas como Fallout, Horizon o God of War. Sin embargo, siempre se suelen versionar videojuegos de éxito, nunca fracasos. Y puede que estas adaptaciones sean la mejor forma de resucitar licencias que parecían muertas y enterradas, como es el caso de The Order 1886.
The Order 1886 es un videojuego de PlayStation Studios que se publicó en 2015 con la promesa de combinar un espectáculo visual de primera categoría, con un gameplay directo y accesible. Sin embargo, ni las críticas acompañaron, ni las ventas. Sus desarrolladores, Ready at Dawn, aseguraron que el desempeño comercial de The Order 1886 fue constante, pero en ese caso, ya se hubiera anunciado una secuela. ¿Por qué no apostar por una película que permita volver a contar una historia adictiva, al mismo tiempo que recuperar esta IP que pudo haber sido una magnífica franquicia para el ecosistema PlayStation?
La trama de The Order 1886 nos presenta una historia alternativa de Londres, ciudad en la que una vieja orden de caballeros intenta mantener a todo el mundo a salvo de una raza de monstruos, que son una combinación de los animales (lobos, concretamente) y el hombre. Siglos antes, la humanidad encuentra una nueva esperanza en el Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda. El rey Arturo y sus caballeros tomaron las rienda de la lucha frente a los mestizos, pero Arturo pronto se dio cuenta de que es una batalla perdida. Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, los Caballeros descubre un líquido místico que extiende de forma significativa su vida y les confiere habilidades curativas.
A pesar de esta nueva ventaja, los monstruos continúan ganando cada batalla hasta que la Revolución Industrial cambia el rumbo: tecnologías como la termografía, zepelines o las comunicaciones inalámbricas se suman a nuevas armas que permiten cambiar el rumbo de la batalla.
Es esta trama la que nos permite situarnos en una Londres de época victoriana y toques SteamPunk que resulta muy atractiva. A todos nos gustan las distopías, o al menos tengo esa sensación, pero pocas veces se explora el pasado en búsqueda de nuevas bifurcaciones. ¿Qué hubiera pasado si la orden de los Caballeros de la Mesa Redonda hubiera encontrado una forma de extender su vida? ¿Y si el mundo hubiera sido asaltado por un grupo de Hombres Lobo conocidos como mestizos?
Los Caballeros de la Mesa Redonda forman un grupo de personas, además de una orden de caballería legendaria, que aparece en las leyendas artúricas de la llamada materia de Bretaña. Si bien son 'leyendas', The Order 1886 las coge y las reescribe a su gusto para adaptarlas a la trama de un videojuego que encaja perfectamente en el cine.
Además, los Caballeros de la Mesa Redonda siempre lo han hecho bien en la gran pantalla, con grandes éxitos de taquilla como Los caballeros del rey Arturo (1953), El primer caballero (1995) o El rey Arturo (2004) que se encargan de ofrecer su propia versión de este mito.
Hubo una época en la que los vampiros (sin entrar en spoilers, aquí también tienen cierta presencia) protagonizaban un gran número de series y películas. ¿Por qué no probar con los Hombres Lobo, o mestizos, que protagonizan el batallón enemigo de The Order 1886? Son unas criaturas excepcionales para una película de acción dada su velocidad y su excelente habilidad: sus batallas se transformarían en escenas de acción brillantes si detrás existe una buena dirección.
En resumen, The Order 1886 sería un fracaso como videojuego, pero si PlayStation Productions da luz verde a una adaptación cinematográfica, puede que dicha película recupere una licencia tan interesante como ambiciosa. Había mucho espacio para contar nuevas historias y el equipo de Ready at Dawn se merece una nueva oportunidad.
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