Tenía muchas ganas de ver Barcelona en Uncharted, sobre todo desde que se supo que la Ciudad Condal sería una de las localizaciones más importantes de esta adaptación. Ahora bien, cuando finalmente apareció en pantalla, no sabía dónde meterme: flamenco, mucho flamenco, sonando de fondo mientras vemos algunos de sus lugares más turísticos. Pero con flamenco, porque como todos sabréis, no se escucha otra música en nuestro país que este género.
Cuando esta escena terminó, me dije: "tranquilo, David, que es tan solo una forma de decir que esto es España", pero poco después tuvimos el honor de ver a Nathan Drake y Victor Sullivan llegar a su alojamiento con pata de jamón y carta de vinos incluidos. Incluso el segundo se atreve a hacer una broma que en Hollywood tendrá gracia, pero en España no: "arriba, abajo, al centro, y pa' dentro'". Claro que sí, porque todos sabéis que bebemos vino de forma continua.
Por cierto: también nos encanta la fiesta, ¿verdad? Porque tras acabar una persecución en las catacumbas de Santa Maria del Pi, el laberinto de túneles acaba en una discoteca en la que todos entienden perfectamente inglés. ¿Estudiantes Erasmus? Como si lo fueran. Y en el exterior, una pelea en un Papa John's (esa pizzería en la que puedes mojar los bordes en salsa de ajo).
No me estoy metiendo con Uncharted, película que me encantó y con la que disfruté como un niño pequeño, pero sí con la imagen que tiene Hollywood de España. Me ha sorprendido, eso sí, que no metan mariachis tocando en la calle (esta vez se habrán documentado algo mejor).
El problema es que da la sensación de que el equipo de guionistas de la película vivió en Barcelona una o dos semanas, el tiempo suficiente para que un turista pueda coger nota en una libreta de las tres o cuatro costumbres más tradicionales de España. El problema es que 'costumbre' no es lo mismo que 'sociedad', y lo que puede ser normal un día (todos podemos acudir a un tablao de flamenco, cómo los estadounidenses a un teatro o a un musical), no lo es toda la vida.
Da pena que un fragmento tan interesante en la historia de Uncharted como el viaje a Barcelona y la aventura bajo el suelo de la ciudad haya quedado como un mero garabato, una caricatura de lo que realmente es uno de los lugares más bonitos de nuestro país. Eso sí, algunos habrán comprendido que la Ciudad Condal es la cuna del turismo masificado, y ahí sí que les tengo que dar la razón.
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