Anoche terminé Archivo 81, una serie que me he tragado en menos de tres días y que me ha provocado auténticas pesadillas. No creo que sea terror en estado puro, pero la historia que nos presenta da tanto cague, que sin mostrar, soñarás con ella. Y lo cierto es que no podía contenerme sin explicaros qué supone el final de Archivo 81 para el futuro de la serie, porque espero que haya segunda temporada, de verdad.
Después de que Dan descubriera que no estaba loco, sino que los sueños con Melody eran tan reales como despertarse por la mañana con los ojos pegados, este decidió rescatarla del otro mundo en el que Kaelego le tenía atrapada.
Cuando Dan y su amigo (el Iker Jiménez de pacotilla) llega al sótano de las instalaciones en las que hizo y deshizo con las cintas de vídeo, descubre que la persona que no paraba de colarse no era otra que Julia, la madre de Melody. Ella también quería abrir el portal para rescatar a su hija, y además, lo hace sin sacrificio alguno (vaya, que matar por matar es muy guay, pero no era necesario).
Dan se mete en el otro mundo (me esperaba algo más estrambótico, la verdad, y no era más que un Origen sin presupuesto), y tras ser tentado por su familia fallecida en el accidente (qué malo eres, Kaelego) logra dar con Melody. Finalmente corren por pasillos interminables, se topan con el monstruo (que da más miedo que un viernes trabajando por la tarde) y llega el problema: Samuel aparece, coge a Melody y se la lleva al portal.
Vale, Melody regresa a nuestro mundo, pero Samuel no. Y lo que es peor, Dan también escapa, pero se despierta en 1994, diez días después del aparatoso incendio del edificio Visser. ¿Estará Samuel en el Nueva York de 1925, y acabamos de iniciar una especie de Dark con tres líneas temporales?
No se sabe de momento si habrá temporada 2 de Archivo 81, pero es evidente que está planteada por sus guionistas y por James Wan (uno de sus productores). Dan debe volver al mundo que pertenece, mientras que Melody podría hacerlo a 1994 para crecer junto a su madre. Y también debemos de saber qué ocurrió con Samuel, porque estaba vivito y coleando.
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