Actualización: Se actualiza este artículo con las mejores series de Netflix de 2022 hasta el 19 de diciembre.
No puedo empezar este artículo sin más que expresar mi sorpresa ante el cambio de tendencia en Netflix: hasta ahora, la plataforma de streaming confiaba mucho en su pilar televisivo para mantener a los suscriptores, pero desde la pandemia es el cine el que ha cobrado todo el protagonismo. Por esto, hablar de las mejores series de Netflix de 2022 es hacerlo de una cantidad menor de proyectos que en el otro artículo centrado en sus películas.
Aún así, hemos tenido un año muy prometedor hasta la fecha: primero, con Estamos muertos, un fenómeno de masas sin precedentes que triunfó en todo el mundo y que dejó bien claro que la ficción coreana ha llegado para quedarse. Pero también hay que destacar Vikingos: Valhalla y ¿Sabes quién es?, y por supuesto, los dos proyectos clave de Shonda Rhimes: la temporada 2 de Los Bridgerton y ¿Quién es Anna?
En el segundo trimestre, Heartstopper o Stranger Things han sido algunas de las mejores series de Netflix, aunque yo me quedo con la primera por todo lo que ha simbolizado para el colectivo LGTBIQ+. Y en los últimos meses, ¿cómo olvidarnos de Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, Vigilante?
Finalmente, los últimos tres meses nos han regalado joyas como Miércoles, Smiley o 1899, producciones que han superado todas nuestras expectativas y que se han convertido en productos adictivos. ¿Qué nos deparará 2023?
Los primeros capítulos fueron toda una revolución en Netflix, y la segunda temporada de Los Bridgerton va por el mismo camino. Una de las mejores series que puedes ver en la plataforma de streaming a día de hoy, y que ya tiene su futuro garantizado con una tercera tanda de episodios. ¿No vas a sucumbir a la pasión que destilan las novelas de Julia Quinn en las que se basa esta ficción televisiva producida por Shonda Rhimes?
¿Quién es Anna? es la primera serie creada completamente por Shonda Rhimes en Netflix (aunque varios episodios los dirigen otros realizadores), y lo cierto es que es un intenso drama basado en hechos reales que se complica a cada capítulo que pasa. Si conoces la historia real, puede encantarte, y en caso contrario, te puede enganchar su trama intrincada.
Millones de personas se engancharon con Vikingos, y ahora que ha terminado la serie original, llega su primer spin-off. Vikingos: Valhalla es de las mejores series de Netflix de 2022 porque mantiene el espíritu de la producción anterior, aunque lleva la violencia a un nuevo límite nunca visto antes en la franquicia.
Por desgracia, ¿Sabes quién es? quedó bastante tapada por ¿Quién es Anna? (no entiendo a los que programan en Netflix, de verdad), pero es una de las mejores series de la plataforma de streaming hasta marzo de 2022. Si te gustan las películas que Antena 3 programa los fines de semana, entonces este drama con tintes de thriller te encantará.
Las series coreanas están triunfando en todo el mundo, y Estamos muertos es una de las mejores que puedes ver en Netflix. Para mi, mejor que El juego del calamar: una trama adictiva, con ritmo y centrada en sus personajes. Eso sí, en ningún momento se olvidan de la violencia y el gore que requiere una producción de zombies, por supuesto. Tampoco de la tensión y el terror. ¡Una maravilla!
Una absoluta locura de los hermanos Duffer que nos ha devuelto la esperanza en esta serie de Netflix. Pese a que la tercera temporada bajó un poco el nivel, estoy deseando ver los dos episodios que restan para saber cómo termina la historia de Once, y en qué punto nos encontraremos los fans de cara a la quinta y última tanda.
Un drama adolescente sobre el amor sin límites, basado en la novela gráfica de Alice Oseman, y que se aleja de los estereotipos con los que se juzga al colectivo LGTBIQ+ para lanzar una serie fresca, divertida y con corazón. Menos mal que Netflix la ha renovado ya por dos temporadas más.
De todas las series españolas que han llegado este año, Intimidad es sin duda la de mayor calidad. Un drama sobre los límites de la vida privada y la pública, y el ascenso de una política cuya carrera se ve comprometida por la difusión de un video con contenido sexual.
Una serie de animación que apuesta por lo transgresor para dar lecciones de técnica y narrativa. Love, Death + Robots es una de las mejores series de Netflix por méritos propios, aunque yo me quedo sin duda alguna con el episodio que dirige el español Alberto Mielgo, en el que quedan difusos los límites entre realidad y CGI.
España suma otro acierto en el terreno de las series históricas con Los herederos de la tierra, secuela de La catedral del mar. En lo personal, me gustó más esta segunda parte que la primera, y se nota en lo visual un salto cualitativo enorme. En algún momento, por cierto, se estrenará en Antena 3 en abierto.
Ryan Murphy se ha reconciliado con Netflix tras el exitazo de Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, la tercera serie más vista en la historia de la plataforma de streaming tras El juego del calamar y la temporada 4 de Stranger Things. Un biopic sobre un asesino sin escrúpulos, con el que Evan Peters se merece todos y cada uno de los premios posibles.
La ficción española, durante la primera mitad del año, ha estado bastante olvidada por parte de Netflix. Pero Las de la última fila es un drama lacrimógeno, pero esperanzador, que se ha convertido ipso facto en una de las mejores series de la plataforma. En él seguimos la vida de un grupo de amigas que se marcha de viaje en un año marcado por el diagnóstico de cáncer en una de ellas. ¿El objetivo? Que nadie hable de la enfermedad, y que disfruten haciendo cosas que nunca harían.
Otra serie española, en este caso dirigida por el realizador mexicano Manolo Caro. Tras las fallidas Alguien tiene que morir y Érase una vez... pero ya no, creo que Sagrada Familia es un proyecto que acierta en lo que busca: ser un melodrama intenso, surrealista en ocasiones, y muy bien interpretado.
Otra serie de Ryan Murphy en la lista, y un nuevo éxito arrollador. Vigilante no es tan buena como Dahmer: La historia de Jeffrey Dahmer, y su misterio se diluye con el paso de los capítulos, pero solo por ver a Naomi Watts, merece la pena perderse en sus siete capítulos.
¡Qué decir de Ozark! Este año llegaba a su final una de las mejores series originales de Netflix, una especie de sucesora espiritual de Breaking Bad, pero con identidad propia. Recomiendo que veas la ficción al completo, porque de lo contrario te estarás perdiendo uno de los productos más sorprendentes de la aplicación.
Tim Burton ha conseguido llevar a Miércoles hasta lo más alto aunque el nombre del director solo esté presente en algunos capítulos. Una revisión de La familia Addams contada a través de Miércoles, con una protagonista interpretada por Jenna Ortega y mucho más sociable de lo que recordaba. Aún así, funciona como serie juvenil y tiene muy claro qué quiere contar.
Lo único malo de 1899 es no haber estado a la altura de Dark, y esto por sí solo no es ninguna crítica. Simplemente los creadores de la serie alemana más exitosa de todos los tiempos han probado algo nuevo, y les funciona solo a veces (cuando se aproximan a la ciencia ficción y se alejan del melodrama de los sábados tarde en Antena 3).
Smiley es una comedia romántica LGTBIQ+ que quizás no ha hecho todo el ruido que creíamos los asiduos a Twitter, pero es un regalo para los cinco sentidos comprobar lo mucho que ha avanzado la representación del colectivo en televisión. Una serie sin caer en falsos estereotipos que solo quiere contar una bonita historia.
Si bien la temporada 2 de Alice in Borderland no se estrena hasta este próximo jueves 22 de diciembre, tengo ya claro que será una de mis series favoritas del año. ¡Qué ganas de volver a adentrarme en ese mundo a medio camino entre el manga y el videojuego! Y sí, es mejor serie que El juego del calamar.
Quizás ha sido la peor temporada de las 5 que forman The Crown. Aún así, continúa siendo el mejor drama histórico que recuerdo. Una potente biografía acerca de una de las familias reales más polémicas de todo el mundo. Además, ha tenido la compleja tarea de estrenarse solo meses después de la muerte de la reina Isabel II, con todo el simbolismo que su figura implicaba para la monarquía británica.
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