La ficción juvenil es la que mejor funciona en Netflix; prueba de ello es la gran cantidad de proyectos que la plataforma de streaming ha lanzado en los últimos años bajo este prisma: Locke and Key, Stranger Things, Esta mierda me supera o The End of the F***ing World son tan solo algunos ejemplos de proyectos que han cautivado a los adolescentes de todo el mundo, con un elemento en común en casi todos ellos: las relaciones que se crean entre un grupo de personajes heterogéneo. Por este motivo, conviene analizar qué es lo mejor de Outer Banks, el próximo proyecto de Netflix llamado a romper récords de audiencia y que se ha estrenado durante el día de hoy.
Está bastante claro con ver su primer tráiler a qué público aspira Outer Banks: a aquel que se enganchó a las historias de The OC, Riverdale, One Tree Hill y Gossip Girl; a aquel que descubrió en esos dramas juveniles una fórmula de enganche que se ha transmitido con el paso de los años. Por lo tanto, quizás para aquellos que no estén acostumbrados a las tramas juveniles de estas series no comprenda que los referentes pueden ser de lo mejor de Outer Banks, pero lo cierto es que es una de sus armas más importantes.
Al igual que en dichas ficciones, las dinámicas de grupo son los verdaderos motores que impulsan a Outer Banks hacia la resolución del conflicto que se plantea. Los Pogues, el grupo de adolescentes que protagoniza la producción, está formado por John, Pope, Kiara y JJ: sus personalidades marcarán el devenir de los acontecimientos.
La ambientación es un elemento que podría ser incluido dentro de lo mejor de Outer Banks: estar ambientada en un banco de islas de la costa de Carolina del Norte, con el contraste entre las 'selvas' y las tranquilas aguas, va a provocar que veamos en muchos momentos a los personajes protagonizar escenas sorprendentemente bellas. Y no lo decimos por los esculturales cuerpos que tienen, sino por los escenarios abiertos en los que ha sido rodada.
En toda serie juvenil, y Outer Banks no es una excepción, hay un elemento clave para lograr que el público se enganche: las tramas tienen que ser retorcidas, deben incluir acción, y por supuesto, implicar algún romance entre los integrantes del grupo. De todo esto encontramos en la nueva serie de Netflix, un cóctel explosivo al que podemos sumar un poco de conflicto entre clases sociales. Este tema aparece gracias a la zona en la que se ambienta la ficción, ya que en este banco de islas de Carolina del Norte algunos luchan por lograr la hegemonía de lo cultural sobre los más desfavorecidos.
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