Siendo sinceros, me llamaba mucho la atención Falso amor, el nuevo reality de Netflix en España al estilo La isla de las tentaciones. Por un lado, porque Raquel Sánchez Silva me convencía como presentadora. Y por otro lado, porque la generación de imágenes a través de la IA es una premisa lo suficientemente potente como para volvernos tan locos como a los participantes.
Sin embargo, estas altas expectativas han jugado en mi contra: Falso amor me ha parecido un reality no solo aburrido. El problema es que Falso amor es un formato que se nota 'anticuado', a pesar de utilizar la última generación en inteligencia artificial. Tanto por un apartado técnico y artístico muy descuidado, como por un casting repleto de rostros que saben perfectamente a lo que van. Este reality es todo lo contrario a fresco y te cuento por qué.
La mecánica de Falso amor es sencilla sobre el papel, pero al programa le cuesta mucho explicársela a los concursantes: cinco parejas se separan para convivir con otros solteros y solteras que no dudarán en ponerles a prueba. En una sala blanca, cada integrante de estas relaciones se sentará frente a una pantalla y tendrán que decidir si las imágenes que han visto son reales, o bien son falsas (generadas por la IA). La pareja que menos se equivoque se llevará a casa 100.000 euros.
Si estás pensando en ver Falso amor por la inteligencia artificial 'Deep Fake', temo decirte que saldrás del reality tan decepcionado como yo: el formato está tan pensado para engañar a los participantes, que muchas veces te preguntarás qué sentido tiene engañarles. Además, es un formato tan editado, que no tengo ningunas ganas de saber quién resultará la pareja ganadora el próximo 16 de julio de 2023: existe un guion claro, muchas imágenes falsas y un montaje caótico que me impide conectar con ninguno de jóvenes.
Por otro lado, Raquel Sánchez Silva parece una novata en esto de presentar un programa. O bien el guion que le han elaborado no funciona en absoluto, o bien no tenía ningún interés en coger este proyecto. Sea cual sea la razón, la comunicadora se encuentra incómoda, sobreactuada y bastante distante. Sandra Barneda en la última edición de La isla de las tentaciones parece un 'oso amoroso' a su lado.
En resumen, no recomiendo que te pongas Falso amor, ni mucho menos que esperes a su final. El nuevo reality de Netflix no funciona en absoluto y deja patente el gran problema que tiene la plataforma de streaming: ¿por qué imitar tantas veces La isla de las tentaciones cuando ya ha demostrado ser un programa abocado al fracaso inminente?
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