La revelación resultaba ser nada más que un escueto aperitivo del verdadero plan. Y quién sabe si Damon Lindelof tiene todavía más ases escondidos bajo la manga. El showrunner ha convertido "Watchmen" en un puzle de difícil resolución que ha ido encajando en los últimos dos episodios, y que con Un fervor casi religioso, ha terminado de compilar con uno de los mejores guiones de las últimas décadas. Will Reeves, Wade Tillman, Angela Abar, todos confluían en un pastiche de respuestas y más preguntas.
Dejando de lado el nimio hecho de que Sister Night le haya abierto la cabeza a su marido con un martillo para encontrar la conciencia real de Doctor Manhattan, el capítulo 7 de esta semana también ha despejado todo el misterio que rodeaba al Séptimo de Caballería. Hasta el momento se sabía que trabajaban para el senador Joe Keene, y que estaban detrás del miedo hacia lo extradimensional que perturbó a Wade Tillman desde la masacre del 2 de noviembre de 1985. Pero sus planes van mucho, mucho más allá.
Resulta que el antagonista principal de la serie -si es que realmente hay algo así aquí-, no es la sugerente Lady Trieu, quien ya mostraba signos de perversión en el pasado. El mencionado senador Keene, al frente de esos enmascarados con símbolos de Roscharch, es el verdadero villano de todo este entramado sociopolítico y policial. Laurie Blake, tan avispada como siempre, se dirige a la casa de la mujer del fallecido Crowdford, y allí desencripta todo el subterfugio de Tulsa. Esto, obviamente, la lleva directamente a caer en las manos del Séptimo de Caballería; para suerte del espectador.
Keene le explica cómo utilizó a este grupo de supremacistas blancos para asesinar a policías, y que estos se vieran obligados a utilizar máscaras. Pero, ¿de dónde salen los extremistas? Nada más y nada menos que de los Cíclopes, ese grupo de racistas contra los que combatió Justicia Encapuchada en los años 40. El Séptimo de Caballería es una evolución de aquella asociación, con ahora unos planes mucho más ambiciosos que los de simplemente querer controlar mentalmente a la sociedad.
A través de los experimentos con la dimensión paralela que ya descubrió Tillman en el episodio 5, el senador pretende convertirse en un nuevo Doctor Manhattan, y así poder hacer realidad la imposición de la raza blanca a escala global. Los supermacistas habrían dibujado una sociedad sumida en el caos, e incapaz de identificar quiénes son los buenos y quiénes son los malos. En ese contexto, claro, todos acudirían a su único salvador; el propio Keene.
Trieu, a quien se la identificaba con una figura antagonista, resulta ser la pieza luminosa del puzle. Will Reeves contrató a su compañía para contrarrestar las intenciones del Séptimo de Caballería, y para ello urdió una estrategia relacionada con el paradero del Doctor Manhattan verdadero que todavía está por aclarar. ¿Conseguirán salvar el mundo? Aunque todo parece colocarse en favor de Keene y los suyos, no hay que olvidar que "Watchmen" sigue siendo una deconstrucción del género de superhéroes.
Laurie está atrapada en la base secreta de los supremacistas, pero todo apunta a que o ella misma, o alguien externo, intercederá para echar abajo los planes de control global. Sí, esta señora maleducada es una agente del FBI cansada del mundo, pero antaño fue Espectro de Seda. Y no hay que olvidar que Lindelof todavía no ha jugado ni la carta de Looking Glass ni la del Agente Petey ¿Será el Hombre Lubricante?
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