Contaba con la trama más sugerente y también la más difícil de desencriptar. Aunque muchos comenzaron a dudar casi desde el principio de la serie, no fue hasta el octavo episodio cuando Lindelof daba respuestas. Cuando revelaba el paradero de Adrian Veidt, explicaba el origen de esa misteriosa prisión, y le daba un contexto a tanta aparente estupidez. Jeremy Irons finaliza esta semana "Watchmen" con uno de los arcos más interesantes y emocionantes que se recuerdan en los últimos años de televisión. Una progresión sustentada en el narcisismo, el egoísmo, y sí, la estupidez.
¿Por qué intento escapar si sabía que sería de nuevo capturado? ¿Por qué comenzó a preparar la huida de prisión, si sabía que sería atrapado? Todas y cada una de las decisiones tomadas por Adrian respondían a un momento clave de su pasado, una escena que el showrunner había estado ocultado intencionadamente hasta el final de la serie. Y es que, antes de toparse con Doctor Manhattan y ser enviado a Europa a cambio del disco dorado, Ozymandias se topó con una misteriosa chica que se hacía llamar su hija.
Trieu, llevando a cabo sus planes, acudía a Karnak para pedirle que le cediera su empresa y 45 mil millones de dólares. Con ellos construiría la esfera que más tarde serviría para absorber los poderes de Doctor Manhattan. El padre se negaría en un primer momento, esgrimiendo que él renegó de toda herencia para labrarse un imperio desde cero. Más tarde, ya en el Edén construido por Jon, Adrian se comería poco a poco sus palabras. Con el paso de los años -recordemos que cada escena protagonizada por este está separada por un lapso de un año-, Trieu se iría convirtiendo en su única salvación.
Esta le había contado en un principio que mandaría una senda sobre el astro de Júpiter para hacer fotografías. Por eso Adrian se propulsó hacia la superficie de la luna; en ese momento escribía con los cuerpos de sus clones, un mensaje de socorro: "Sálvame hija". Más que un simple reclamo de humanidad, Ozymandias estaba mostrando un gesto de decadencia y servidumbre absoluta. De no querer reconocer a Trieu como prole, a llamarla "hija" pidiendo su ayuda. Ella, obviamente, lo interpretó como una oportunidad para alimentar su ego, y claro que mandaba ayuda.
Más de una década después, en la celda del Guarda de Coto, Adrian comenzaba a excavar una salida, pensando, precisamente, en la llegada de la ayuda solicitada. Y sí, una nave aparece en el exterior cumpliendo todas las previsiones del magnate. Antes de llegar a ella, eso sí, se ve forzado a matar a su captor con la misma herradura con la que había escapado. ¿Por qué creó a un enemigo si pretendía salir de allí? Lindelof pone encima de la mesa el carácter más competitivo de Ozymandias. "La máscara hace que los hombres sean crueles". Veidt solo necesitaba a un buen rival con el que entretenerse mientras esperaba.
Al igual que en el cómic, consigue parar una bala con su mano -buena referencia-, y se monta en la nave. El showrunner sigue desde ahí encajando piezas: Adrian acepta congelarse en oro para sobrevivir al viaje, dando sentido a la misma estatua que Trieu tenía en su oficina cuando Angela acudió a verla. Sí, lo que había en la sala no era una recreación de Ozymandias, sino el propio Adrian en carne y hueso. La hija decidía rescatar al padre solo para demostrarle que era capaz de llevar a cabo sus planes sin ayuda. ¿Un gesto de orgullo? Ni más ni menos.
Lo que desconocía Trieu era que esa decisión la terminaría avocando al fracaso. En un momento de lucidez, mientras está encerrado, Doctor Manhattan consigue teleportar a Adrian, Laurie y Wade hasta Karnak. Desde allí Veidt programa una lluvia de calamares congelados, que termina destruyendo todo lo que se está gestando en la plaza de Tulsa. La idea del magnate pasa por acabar con su rival -este sí es digno de verdad-, y retomar su exilio en el helador refugio. Pero claro, el FBI no está dispuesto a dejarle.
Adrian les cede a sus invitados la nave real de Búho Nocturno para que regresen volando a Estados Unidos, pero antes de hacerlo estos se revelan con la intención de arrestarle. Tillman sabe que fue él fue el autor de la masacre de Nueva York, y Laurie, con el paso de los años, ha decidido cambiar su postura y terminar su encubrimiento. Looking Glass le deja inconsciente, y ahí se pierde su rastro.
Lindelof no ofrece más respuestas en torno a Adrian, pero se entiende que ahora está encarcelado bajo supervisión del FBI. Así termina la historia de Ozymandias en "Watchmen"; con un final amargo para quien decía haber salvado a la humanidad de la destrucción (irónicamente lo ha vuelto a hacer). Eso siempre y cuando no vuelva a escapar.
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