Cuando tomas una decisión en un videojuego esperas que haya consecuencias. Acción y reacción. Que tu aportación a ese mundo o personaje tenga un peso real. BioWare es uno de los estudios que mejor han sabido transmitir esto en sus dos sagas más importantes: Mass Effect y Dragon Age. Sin embargo, he encontrado algo en Dragon Age: The Veilguard, el último trabajo del estudio, que me ha hecho añorar al comandante Shepard y su tripulación.
En Dragon Age: The Veilguard tomas muchas decisiones. Por un lado están las que afectan a la historia principal y por otro las que incumben a cada uno de los miembros de tu equipo. Sin embargo, la sensación que transmite la obra abandona cualquier reacción inesperada, convirtiéndote en el autor de sus destinos más que en un personaje que forma parte de una historia ajena y cuyas elecciones afectan en menor o mayor medida.
Por ejemplo (sin destripar nada), cuando Taash te cuenta su historia y problemas personales, no sólo puedes influir en sus decisiones, sino que directamente decides cuál va a ser su destino. Moldeas a un personaje ajeno a tu gusto, y la obra lo camufla a través de las decisiones tomadas en sus conversaciones. Pero puedes elegir que tome un camino u otro. En Mass Effect 2, por ejemplo, recuerdo haberme sorprendido gratamente cuando algún miembro de la tripulación se cabreaba con mi comandante Shepard por algún comentario o decisión tomada. Algunos, incluso, deciden abandonarte. En Dragon Age: The Veilguard apenas hay un par de sucesos donde esto ocurre, y las consecuencias son temporales y no tan drásticas.
Pero esto también sucede durante la historia principal y su conclusión. Me sorprendí cuando en los últimos compases de la aventura, en las últimas decisiones de su clímax, moldeas la realidad a tu gusto. No es que tus decisiones a lo largo del juego te conduzcan hasta una ramificación u otra, sino que eliges cuál quieres transitar directamente. Si has completado algunos contenidos secundarios tienes alguna elección más para elegir... pero el resultado es el mismo: tú modulas a tu gusto. Da la sensación de que el juego quiere que trabajes para poder tener más opciones donde elegir y no para que la historia y su mundo se vayan adaptando a tu personaje.
Mass Effect tampoco es perfecto y todos sabemos lo que pasa en la conclusión de la saga. Pero sí transmite la sensación de ser un juego de rol conversacional más reactivo, más vivo. Es necesario que la historia sea impredecible, que los comportamientos de sus personajes también, y que tu presencia no sea tan importante para todo. En Dragon Age: The Veilguard los personajes demuestran que no tienen personalidad alguna, sólo acuden al jugador para que elija por ellos qué deben hacer y en quién deben convertirse.
Es una obra muy disfrutable y, si te ha gustado el trabajo previo de BioWare, resulta imprescindible. Pero la necesidad de convertir al jugador en el autor de la historia, en lugar de un elemento más cuyas elecciones trastocan una realidad impredecible, es inexplicable. Aquí, más que descubrir, moldeas a tu gusto. No sé si Shepard estaría de acuerdo con esto.
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