Quién hubiera podido imaginar que aquel espartano iracundo que iría por ahí como un loco segando las cabezas de los mismísimos dioses para enardecer la llama de la venganza se convertiría en uno de los mayores iconos de PlayStation. God of War se ha convertido ya en una saga de la que todo el mundo ha oído hablar, ya sea por la violencia con la que su protagonista se ha desenvuelto en cada una de sus aventuras o por presentarnos un panteón olímpico desde una perspectiva que se aleja de aquello a lo que estábamos acostumbrados.
Pero, más importante aún, quién hubiera podido imaginar que aquel espartano iracundo emigraría de su tierra a las congeladas costas del norte de Europa para resistir ante un elenco de deidades aún más violentas y, en esta ocasión, no solo con la intención de destruir sino de proteger al niño con el que carga a sus espaldas.
La saga God of War ha tocado muchos terrenos diferentes empleando un mismo hilo conductor a lo largo de todas sus entregas, por lo que hemos querido traeros una lista de las mismas ordenadas desde la peor hasta la mejor (dejando de lado aquella que salió para móviles conocida como God of War: Betrayal) de ellas según las puntuaciones que recibieran en su momento en el portal Metacritic para, más tarde, dejaros con nuestro propio top.
Y qué mejor momento para hacerlo ahora que God of War ya ha puesto en nuestros horizontes el mismísimo Ragnarok con el nuevo juego de la saga que ya fue anunciado y que, supuestamente, hará que el eterno invierno caiga sobre nosotros durante el próximo 2021.
Comenzamos esta lista con el que es considerado como el peor juego de la saga. No es para menos: God of War: Ascension apareció como un último intento por parte de Santa Monica Studios de estirar aún más una fórmula jugable que ya había dicho todo lo que tenía que decir y, sobre todo, para contar una historia que no aportaba nada crucialmente relevante al puzle total que conformaba la franquicia hasta el momento de su lanzamiento.
A pesar de que Sony haya dejado de lado el sector de las consolas portátiles, no debemos olvidar que la PSP logró amenizar los días de muchos fans gracias a una propuesta que apostaba por un catálogo que nada tenía que envidiar a sus hermanas mayores. Y, precisamente, God of War: Ghost of Sparta era uno de esos títulos que ensalzaban las virtudes de la consola.
Y es que, si nos paramos a pensarlo por un momento, la posición en la que se encuentra God of War: Ghost of Sparta en esta lista no tiene tanto que ver con que fuera un título falto de calidad, sino que los que vienen a partir de este punto se convirtieron en grandísimas propuestas muy difíciles de superar.
El hecho de que la precuela del título anterior fuese de mayor agrado para la comunidad de jugadores quizás tuviera que ver con el factor sorpresa: era la primera vez que podíamos controlar a Kratos en una consola portátil y pocos otros juegos fueron capaces de ofrecer una experiencia más estimulante en aquella pequeña pantalla de la PSP.
Existen pocas secuelas como God of War II que logren ensalzar aún más las virtudes del título del que proceden sin dejarse devorar por la sombra que este proyecta. La segunda entrega de la saga servía a Santa Monica Studios para demostrar que estábamos ante una de las entidades más importantes de la industria del videojuego y, sobre todo, ante uno de los protagonistas que más tenían que decir tanto a nivel jugable como argumental.
Si el primer juego constaba como una tímida presentación del mundo que acogería las aventuras de la saga, God of War II era un videojuego que lograba soltarse del todo para ofrecer una experiencia más ambiciosa, mejor planteada y mucho más profunda.
God of War III se erguía dentro de la industria como un fogonazo de violencia que iba en perfecta sincronía con la evolución que había ido siguiendo su protagonista a lo largo de la saga. El título era más corto que sus entregas anteriores, pero empleaba la sangre y la contundencia de su combate de una forma mucho más pulida que estas últimas.
Si algo supuso esta tercera entrega de la saga para el resto de propuestas que vieron la luz por aquellos años es que el sector del videojuego era también capaz de acoger trilogías que podían ser rematadas en su punto más álgido a todos los niveles.
El título que lo empezaba todo; aquel que logró instaurar algunas de las dinámicas más utilizadas a día de hoy en la actualidad como, por ejemplo, los ''quick time events'' para acabar con un determinado jefe final; la instauración de uno de los personajes más carismáticos de la industria y del acercamiento de la cultura clásica a muchas mentes ajenas a esta última. God of War estrenaba una franquicia en el mercado con una propuesta que lograría envejecer lo bastante bien como para no tener nada que envidiar a nivel jugable a sus respectivas secuelas.
Si hay algo que ha hecho destacar a la última entrega de la franquicia es ya no solo su capacidad para tumbar todo tipo de escepticismos a aquellos que no confiábamos en que su nueva fórmula jugable lograse calar del todo entre los dedos de nuestras manos, sino por el hecho de que se conformaba en su lanzamiento con una de las propuestas más sólidas de la anterior generación de consolas tanto a nivel jugable como argumental.
Si algo nos ha demostrado God of War (2018) es que el mundo del videojuego es capaz de acoger a personajes que cuenten con la suficiente profundidad como para dejarnos ver su lado más humano aún cuando parecían carecer de este último. Santa Monica Studio daba un fuerte golpetazo en la mesa para plantar al fantasma de esparta ante un nuevo panteón nórdico que promete dar mucho de qué hablar en los años venideros.
Finalmente, la última entrega de la saga ha sido la mejor de todas, llámalo cosas del destino. Con una trama que completa lo que se empezó a contar en el de 2018 y una serie de añadidos a su fórmula jugable, este se ha encumbrado como el mejor God of War de la saga.
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