¿Tenéis la sensación de que los días deberían durar, como mínimo, 30 horas? ¿De que está guay tratar de dormir al menos siete pero os gustaría utilizar parte de ese tiempo en otras cosas hasta que el cerebro se os resecase por completo? Hay temporadas en las que, personalmente, me pasa más de lo que me gustaría: videojuegos en mi estantería cogiendo polvo, series que tengo pendientes desde hace ni se sabe y mensajes en whatsapp que contesto dos o tres días más tarde de lo normal. Todo ello por falta de tiempo.
Es por ello que, aunque no pueda cambiar las reglas del espacio tiempo para poder estar pendiente a todo, lo que sí puedo hacer es seleccionar mucho mejor en qué invierto mi ocio. Y, la verdad, da gusto cuando llega a tu vida un producto que es capaz de ponértelo tan fácil como para no tener que elegir; cuando llega un videojuego que te está diciendo a gritos: ''sabes que jugarme va a ser la decisión acertada'', tal y como me ocurre con Metroid Dread.
Últimamente por todos estos motivos soy muy quisquilloso con lo que juego. Me pasa mucho más de lo que me gustaría admitir: si un juego no me convence en las tres primeras horas (a veces incluso menos) lo dejo aparcado y paso a otro. Pero es curioso como cuándo jugué una hora y pico a Metroid Dread en el nuevo modelo OLED de Nintendo Switch, lo único en lo que podía pensar era en hacer algo de espacio en mi tiempo de ocio para cuando llegara el 8 de octubre... porque, definitivamente, Metroid Dread es un sitio al que quiero volver. Y eso, tal y como están las cosas ahora en mis caóticos horarios cotidianos, tiene que significar algo ¿no?
No me escondo; me muevo en una contradicción que puede sonar algo extraña vista desde fuera. Me flipan los Metroidvania. Ahora bien: Metroid Dread ha sido mi primer juego de la franquicia y hasta hace unos meses no había jugado a ningún Castlevania. ''¿Cómo has podido tener la conciencia tranquila hasta ahora?'' puede que os estéis preguntando muchos... Pues supongo que no pensando en ello demasiado, en realidad.
El caso es que siempre he sido muy reticente a jugar a videojuegos del género que cuentan con unas claras influencias del pasado; sobre todo, cuando han ido saliendo títulos del mismo que han sabido darle mil vueltas a esto para demostrar que no se tiene por qué vivir solo de la nostalgia. Escribo esto pensando claramente en Hollow Knight, por ejemplo; uno de esos títulos que ha conseguido elevar tanto lo que espero de un Metroidvania que ninguno de los que he jugado después ha llegado a convencerme del todo.
Es por eso que encendí con miedo la Nintendo Switch donde estaba instalado Metroid Dread para probarlo... Con el miedo del que siente que va a enfrentarse a una entidad cuyo amor por otros es casi incontestable; del que sabe, además, que mi decepción con él no tendría que ver con el juego en sí, sino con la forma en la que últimamente los siento. Pero qué bonito fue que todos esos miedos se desvanecieran cuando la demo terminó como si en lugar de una hora y cuarto hubieran pasado unos segundos; cuando tuve que apagar la consola y pensé... ¡¿ya?!
No se si os pasa, pero cuando me estoy divirtiendo con algo es como si las reglas que hacen que todo el tinglado astrofísico que da un sentido al tiempo en sí mismo se desactivasen. Y lo mejor de todo es que soy consciente de por qué Metroid Dread logró que esos 90 minutos se convirtiesen dentro de mi cabeza en dos o tres como mucho.
Si juegos como Hollow Knight dijeron hace unos años a los de la vieja escuela ''sujétame el cubata, que te voy a explicar cómo se tienen que hacer las cosas ahora''. Metroid Dread es una especie de ''no te flipes de más, chaval, que no se nos ha olvidado cómo se tienen que hacer las cosas'':
Tengo muchas ganas de jugar a Metroid Dread cuando llegue el 8 de octubre, eso es lo único que tengo claro y con eso mismo me basta. Cuando un juego me despierta en el pecho una sensación de calorcito que quiero volver a experimentar en algún momento futuro, no me hace falta darle más vueltas de lo necesario. ¿Será esta mi nueva historia de amor con una franquicia de Nintendo? Nunca se sabe.... bueno, sí que lo sé, sí.
CONTENIDO RELACIONADO
Realmente te guste o no la saga Metroid creo que es una skin preciosa
El CEO de MercurySteam habla sobre el desarrollo y el enorme éxito comercial de Metroid Dread
MercurySteam habla, además, sobre cómo fue trabajar con una compañía de la talla de Nintendo
El resultado es una obra de arte que homenajea al juego original, pero que a su vez añade una nueva dimensión al universo de Metroid
En mi opinión es sin duda uno de los mejores exclusivos de todo el catálogo de Switch
El estudio español llamado MercurySteam es el encargado de Metroid Dread, y están de enhorabuena, porque este ha sido un éxito