El coronavirus ha afectado, y mucho, a la industria cinematográfica: con razón la mayoría de estrenos de los próximos meses se han retrasado, ya sea con fecha o de forma indefinida, ya que los números hablan. En los Estados Unidos, hemos vivido durante el pasado fin de semana la recaudación más baja del top 10 desde 1995, un récord que pone en jaque a productoras, distribuidoras y exhibidoras, y que irá a más conforme la pandemia avance a lo largo de los próximos días.
Según un informe preliminar publicado por Box Office Mojo, se ha recaudado en total unos 50,35 millones de dólares, disminuyendo casi un 60% respecto a los datos del pasado fin de semana. Ni los nuevos estrenos han logrado despertar el interés de unos espectadores atemorizados por el miedo al contagio: "I Still Believe" suma poco más de 9,5 millones de dólares, y "Bloodshot", lo nuevo de Vin Diesel, se queda en 9,3 millones. Y a nivel internacional la cosa no pinta nada bien: esta última producción suma en todo el mundo tan solo 25,6 millones de dólares. Mientras tanto, "Onward" consigue otros 10 millones en los Estados Unidos, y acaba de superar en el resto del globo los 100 millones. Un gran fracaso de Pixar provocado por una pandemia inesperada.
Durante las próximas semanas, es probable que los cines desaparezcan temporalmente, o limiten su aforo como ha ocurrido en España hasta que se ha decretado su cierre definitivo, en el resto del mundo. Esto provocará que vivamos varios meses de sequías de una industria que había encontrado en el 2020 un gran año, trastocado por una crisis sanitaria sin precedentes.
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