"Dragon Ball Super" y los dioses han sido un dúo que se dio de la mano desde el principio de la saga para no separarse un solo instante desde entonces. Desde la presencia de nuevos personajes hasta los poderes adquiridos por Goku y Vegeta: todo ello gira en torno a la figuras de los Ángeles y los Dioses de la Destrucción. Precisamente, el siguiente paso de Vegeta apunta a estar fuertemente vinculado con las bases de estos últimos.
Recordaremos que en una anterior ocasión ya exploramos cómo Vegeta iba a lograr -supuestamente- situarse a la altura de Goku, quien había dominado un Ultra Instinto para el que Vegeta no estaba hecho. Gracias al manga 69 de "Dragon Ball Super" conocemos ahora cuál es el secreto fundamental para poder llegar a blandir el poder de los Dioses de la Destrucción.
En el manga 69 de "Dragon Ball Super" la acción viene marcada por dos personajes en particular: Beerus y Vegeta. El Dios de la Destrucción pasea tranquilamente con el Príncipe de los Saiyans mientras interroga a este acerca del pasado de su raza y los pecados cometidos. Beerus hace hincapié en si Vegeta siente culpabilidad por los asesinatos que cometieron los saiyans, tanto cuando estaban bajo el control de Freezer como cuando actuaban libremente.
Vegeta muestra una actitud solemne al cargar con los errores del pasado de los suyos, algo que ha aprendido a hacer con el paso de los años en "Dragon Ball" -pues no hay que olvidar que en el comienzo de "Dragon Ball Z" era otro asesino despiadado más de origen saiyan-. Sin embargo, ante estas reacciones de Vegeta y la posterior pregunta a cómo puede blandir el poder de los Dioses de la Destrucción, en particular el 'Hakai' de Beerus -el cual Goku reconoce como un ataque que no pudo dominar-, Beerus se abalanza sobre el saiyan para empezar a golpearle duramente.
Vegeta se pone en modo combate pero, como es lógico, Beerus acaba haciendo con él cuanto desea. No obstante, esta 'paliza' no es una gratuita y sin sentido, y es que tras la libre violencia que despliega el Dios de la Destrucción revela el secreto para usar su poder, tan obvio como difícil de aceptar en algunos casos: para valerse del poder de los Dioses de la Destrucción no hay que pensar en nada más que eso, destrucción, sin remordimientos ni dudas de ninguna clase.
El primer movimiento de Beerus en esta escena es clave para ello: antes de comenzar la 'lucha' con Vegeta, Beerus destruye 'otro más' de los planetas decorativos que se encuentran a su alrededor. Esto es algo que hace por puro placer, sin necesidad ni objetivo alguno. Como Dios de la Destrucción, Beerus se ha acostumbrado a blandir su poder para acabar con la vida de cuanto sea necesario, lógicamente algo que solo puede hacerse en grandes cantidades si deja de pensarse en las consecuencias reales de los actos ejercidos.
Con esta idea como base, tiene todo el sentido del mundo que Goku no pudiera usar el poder de los Dioses de la Destrucción. El corazón afable del protagonista es uno que, a pesar de que se mueve por el deseo de combate, siempre tiene en cuenta a su seres queridos, y no le importa lo más mínimo sacrificarse si con ello logra mantenerlos a salvo. El corazón de Goku ha sido uno siempre de pura bondad y buena voluntad... a diferencia del caso de Vegeta.
Por paradójico que sea, a Vegeta se le reclama ahora que deje al lado toda la compasión que aprendió a lo largo de "Dragon Ball Z" y "Dragon Ball Super". Lógicamente esto no implica que Vegeta vaya a tener que volver a su pasado más cruel sino que, simplemente y de la misma forma en la que hace Beerus, deberá aprender a utilizar su poder sin pensar en ninguna otra cosa que en la destrucción que puede generar con el mismo.
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