Por 13 razones se ha estrenado en Netflix intentando que sus seguidores olvidasen su tercera temporada, pero el efecto conseguido parece ser el contrario: la mayoría de fans creen que más allá de su primera parte, esta serie no debería haber continuado, ya que la historia de Hannah se cerró de forma satisfactoria, y quizás solo la investigación policial posterior adquiría algo de sentido en un universo juvenil que se ha ido diluyendo con el paso del tiempo.
Pero a diferencia de lo que ocurre en otras series, en las que la calidad de las temporadas fluctúa como si se tratase de una montaña rusa, en este caso, Por 13 razones es más bien una caída libre: tras subir a lo más alto, ha descendido a los infiernos, y es hora de que, ahora sí, Netflix abandone su proyecto más exitoso hace varios años, para encontrar nuevas historias que no requieran explotar a los personajes de esta ficción.
Si esperabais encontrar una mejora sustancial en Por 13 razones para crear un final a la altura de la primera temporada, la cuarta es todo lo contrario: nuevos giros de guion que hacen se estire el chicle de forma artificial, con un argumento que no está a la altura ni del peor drama de Antena 3 emitido un sábado por la tarde. Además, los personajes actúan sin una verdadera motivación, y son meros contenedores de situaciones arquetípicas que aburren en demasiadas ocasiones.
Si bien la temporada 2 de Por 13 razones era innecesaria porque, de alguna forma, se alargaba una historia que se quedó medio abierta, pero con un final satisfactorio, la tercera parte de esta serie producida por Selena Gómez comienza a desgastarse de forma preocupante: un nuevo asesinato (en este caso, el de Bryce) provoca que los estudiantes tengan que guardar aún más secretos de los que ya tenían, ¿es que entre estos jóvenes no hay ninguno normal? Ni los nuevos personajes logran infundar energía en sus 13 capítulos.
La muerte de Hannah tenía que terminar en una batalla judicial que pondría contra las cuerdas a todos los compañeros del Liberty High School. Los padres de la joven quieren descubrir la verdad, mientras que los alumnos desean ocultarla. Está bien, es cierto que baja mucho el nivel respecto a la primera temporada, pero sabiendo lo que ocurre posteriormente con Por 13 razones, es casi una obra de arte al lado de sus secuelas.
Por 13 razones estará en los libros de la historia de la televisión por varios motivos: la forma en la que conocemos a Hannah y su posterior suicidio, el giro dramático que se produce en el género juvenil y el método para ir narrando la historia crearon escuela. Es más, son muchos los proyectos que luego le han imitado (Élite, por ejemplo, es un Por 13 razones ambientado en una escuela de gente rica en la que los secretos están a la orden del día, e incluso hay un personaje que podría ser perfectamente Hannah). Por este motivo, Por 13 razones es una serie que hay que ver, pero si no vas más allá de la segunda temporada, mejor.
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