Si tuviese que definir en tres palabras la que es una de las mejores series exclusivas de Amazon Prime Video, The Boys, elegiría: loca, sangrienta y muy gamberra. Y con cada nueva temporada el porcentaje sube más y más, hasta el punto de que no parece tener límite.
Y creo que esa es una de las claves principales de su éxito, la ausencia de límites. De normal una serie o película suele sorprender mucho más la primera vez que te sumerges en su historia, por eso las segundas temporadas y las secuelas suelen recordarse peores que las primeras partes. Pero con The Boys parece ser la excepción que confirma la regla.
Recuerdo que la primera temporada ya tenía montones de dosis de sangre, vísceras y violencia; pero mirándolo con retrospectiva... Ni de coña tenía más dosis que la segunda o la tercera.
The Boys parece no tener límite porque con cada temporada todo se vuelve más extremo. En los primeros 15 minutos de la tercera temporada, una persona termina completamente destrozada desde el interior, cubriendo de entrañas toda la habitación. Y eso es lo que yo llamo: una auténtica declaración de intenciones. La forma que tienen los guionistas de decirnos a los fans que esta serie no va a bajar el listón, que como mucho lo va a subir aún más.
Y claro, eso es chungo de conseguir, porque cuando tus protagonistas han atravesado las tripas de una ballena, o has visto como un grupo de superhéroes ha dejado morir a todos los pasajeros de un avión, cuesta creer que la historia pueda llegar aún más lejos. Y aun así, lo hace.
Muchos pensarían que añadir más y más sangre, vísceras y contenido explícito podría alejar a los espectadores, pero el efecto es totalmente contrario. Y eso es porque The Boys coge todos esos elementos y los lleva a su terreno para convertirlos en parte de su identidad.
Creo que esa es la clave del éxito de esta serie. No solo la crítica del género de superhéroes al que estamos tan acostumbrados hoy en día, sino también esta naturalidad para mostrar el lado más gamberro de los personajes y hablar de temas sin cortarse ni un poco. Porque The Boys no se muerde la lengua, y esa es su gran virtud y lo que la hace tan especial, aún en su tercera temporada.
Creo que con todo esto queda claro que, en caso de no haberlo hecho aún, deberías ver los primeros episodios de la tercera temporada de The Boys sin duda alguna. Esa es mi recomendación. Aun así, si quieres tener más puntos de vista, aquí te dejo la crítica de David Cruz.
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