El octavo episodio es un reflejo fidedigno y consciente de "La constante"; uno de los momentos más recordados y queridos de todo "Lost". Juegos temporales, giros de guion, y un sentimiento completista derivado de una gran habilidad con la pluma. Damon Lindelof factura un capítulo que eleva "Watchmen" a nuevas cotas de calidad, que se prueba el potencial que tiene la cuarta dimensión en cualquier historia. Moverse por el tiempo es un arma de doble filo que suele terminar casi siempre mal para el equipo de turno, pero que en esa ocasión consigue maravillar.
El origen de Cal, la creación del Edén en Europa, el último encuentro entre Doctor Manhattan y Ozymandias... la colección de escenas clarividentes es casi infinita. Y aún así el showrunner es capaz de colar una sorpresa menor pero nada baladí; el misterio en torno a Will Reeves y su regreso a Tulsa. Sí, en el sexto episodio Lindelof dibujaba el pasado de este personaje, su relación con los cíclopes y su evolución como Justicia Encapuchada. Pero ¿qué sucedía con él tras acabar con el futuro Séptimo de Kaballería?
Presionada por la situación, Angela decide revivir a Jon abriéndole la cabeza a su marido Cal. Es consciente de que los supremacistas se acercan a su casa para matar a su amante, y eso le impide pensar con claridad. Doctor Manhattan, no obstante, se muestra sereno; como ser omnipresente que es, conoce todo lo que sucederá, y entiende que no hay solución posible. No sorprende que decida hacerse unas tortitas, o que se vaya a la piscina para replicar el milagro de Jesucristo. Pero sí coge de imprevisto que esa última escena sirva como terreno para una gran paradoja.
Jon, que está en todo momento de la historia, mientras escucha a Angela, está hablando con Will Reeves 10 años en el pasado. Viviendo el momento previo a su borrado de memoria, cuando acudió a la mansión del fallecido Capitán Metrópolis, para pedirle a Justicia Encapuchada que volviera a Tulsa para proteger a su nieta. Esta, claro, ante tales afirmaciones, aprovecha para utilizar al ser azul como interlocutor con el pasado. Le pregunta a su abuelo cómo sabía que Judd Crowdford era un cíclope, que tenía un capuchón supremacista escondido en casa. Y lo que parece una oportunidad regalada, se convierte en un gran error.
Will no conocía al jefe de policía de Tulsa en 2009, y por tanto no puede responder a las preguntas de Angela. Pero al otorgarle toda esa información, está provocando que en el futuro acuda a la ciudad para ahorcar al mencionado Judd. Sin quererlo, el personaje de Regina King crea una gran paradoja temporal que inevitablemente conducirá a la misma situación en la que se encuentra actualmente; Angela intentará matar los enmascarados, Jon la protegerá, y este terminará evaporado.
Ahora bien, la condición divina de Doctor Manhattan deja más de una pista para el episodio final de la temporada. Y es que, si acudió a Will para pedirle ayuda antes de perder los recuerdos, es porque sabía que tendría un papel importante en el desmantelamiento del grupo supremacista. Lindelof ha querido prescindir tanto del abuelo como de Lady Trieu en este capítulo, y no parece una decisión casual.
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