Damon Lindelof explicaba hace unos días que la idea de presentar a la protagonista cómo alguien ajena a Tulsa servía de punto de anclaje emocional para la trama. El pasado episodio de "Watchmen" mostraba un momento desconocido de la vida de Angela Abar: su infancia en Saigón, y el atentado que acabó con la vida de sus padres. Tras aquel incidente, la abuela, a la quien ella no conocía hasta ese momento, la invitaba a volver a su ciudad natal, donde iniciaría una nueva vida como policía. Pero la realidad es mucho más compleja siempre bajo la óptima de este showrunner.
Ni fue una oferta espontánea, ni respondía a ningún tipo de afecto familiar. El episodio 1x08 pone encima de la mesa una respuesta mucho más interesante al arco vital del personaje. El viaje de Angela a Estados Unidos responde únicamente al amor. Sí, a la relación que mantiene con Jon Osterman, a quien conoce en 1999 en un bar. La explicación es extensa, pero puedes consultarla [aquí] y [aquí]. Tras aceptar usar el chip de Adrian sobre él para borrarle la memoria, Angela planea su futuro.
Su amado ya no podrá usar poderes, pero necesitará un pasado y contexto para no caer en la locura. Es en aquel momento cuando decide inventarse el accidente, y cuando parte hacia Tulsa con la idea de convertirse en agente de policía. Sus tres hijos posteriormente serían adoptados -pese al poder sexual de Jon-, y la vida se desarrollará de manera natural durante los 10 años siguientes. Sin embargo, Doctor Manhattan, que todo lo conoce, ya anticipó la tragedia que acabaría con aquella falsa; el ataque del Séptimo de Caballería, y su posterior desaparición.
Esta explicación, en apariencia baladí, le sirve a Lindelof para ensamblar una importante parte de la historia, y de paso resolver otros nudos menores dejados durante toda la temporada. Antes de sacrificar sus recuerdos, Jon acudía a Will Reeves para resolver el problema que se produciría en el futuro, y enviaba a Adrian a Europa para ayudarle a aliviar su pena. Tal y como se ruomoreaba desde el primer episodio, Jon acaba por ser el pilar sobre el que orbita toda la adaptación.
¿Qué ha aportado entonces Lindelof al material original? Se entienden las vagas respuestas que el cineasta daba ante la pregunta sobre la naturaleza de la producción. "Watchmen" no es ni una secuela ni un reboot. Encuentra su sitio en un punto intermedio desde el que expande la historia y el lore, al tiempo que rellena huecos dejados por la narrativa de Alan Moore en el pasado. Consigue así bañarse de gloria, pero también revalorizar uno de los cómics más importantes de todos los tiempos.
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