Desde la llegada de la Inteligencia Artificial al público general hace unos meses, esta tecnología no ha parado de crecer y evolucionar. El ritmo es tan acelerado que parte de la industria está preocupada de que su desarrollo no tenga fin en un momento en el que realmente no se conocen los límites ni se entiende a la perfección esta herramienta. Esta preocupación ha llegado hasta las Naciones Unidas, que por primera vez, ha expresado sus incógnitas en el Consejo de Seguridad de la ONU.
António Guterres, Secretario General de la ONU, respaldaba el llamamiento para la creación de un nuevo organismo internacional. "Insto al Consejo de Seguridad a abordar esta tecnología con un sentido de urgencia, una perspectiva global y una mentalidad de aprendizaje", asumiendo que "lo que hemos visto es solo el principio". Este nuevo organismo se encargaría de la gobernanza global de la IA de cara al próximo 2026. En este sentido, debería seguir el modelo de otros grupos parecidos como el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o el Organismo Internacional de la Energía Atómica.
En esta línea, países como Estados Unidos o China, se ha posicionado en la defensa de que la Organización de las Naciones Unidas se sitúe en el centro de coordinación para que se establezcan las futuras normas para "controlar" la tecnología de Inteligencia Artificial. Representantes del gobierno estadounidense pidieron un mayor control para que las herramientas de inteligencia artificial no se utilicen para censurar y reprimir a los ciudadanos. Por otro lado, desde China quieren evitar que esta "arma de doble filo" se convierta en un "caballo desbocado".
Esta herramienta, como sucede generalmente con la tecnología, no es un problema en sí misma. El peligro depende de quién y cómo se utilice. Es por ello que, utilizada de forma correcta, podría ser un gran aliado para combatir el cambio climático, tal y como se dijo en esta primera reunión de la Organización de las Naciones Unidas. También podría ayudar en la investigación científica sobre las enfermedades o incluso, tener un impacto positivo en la economía. El aspecto negativo de la Inteligencia Artificial, es como en las manos equivocadas, puede aumentar la desinformación y la discriminación. Además de utilizarse para el control de vigilancia u otros finos. "Necesitamos urgentemente dar forma a la gobernanza mundial de las tecnologías transformadas porque la IA no conoce fronteras" y "alterará fundamentalmente todos los aspectos de la vida humana", señalaba el presidente de este mes del organismo internacional y ministro británico de Asuntos Exteriores, James Cleverly.
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